viernes, 6 de septiembre de 2013

Castillo de Biar (Alicante) CA-014



Localización:

El Castillo de Biar se encuentra en lo alto de un cerro que domina la ciudad a unos 750 m. de altitud sobre el nivel del mar en la comarca del Alt Vinalopó, y cercano a los primeros contrafuertes de la Sierra de la Fontanella. Presenta una esbelta figura reconocible desde mucha distancia.

 Para acceder a él es necesario entrar en la ciudad de Biar y tan solo seguir las señales que en la vía pública reinan para hacernos llegar hasta él sin problema alguno, ya que está perfectamente señalizado su acceso.


Localización en Google Maps

Vista del Castillo de Biar en Google

Situación en el mapa topográfico

Pórtico de entrada a las murallas de Biar, cerca del castillo


Horarios de visita:

De Miércoles a Viernes: de 10:15 h a 14:00 h, y de 16:15 h a 18:30 h.

Sábados y Domingos: de 10:15 h a 13:45 h

Los lunes se abre para grupos con cita previa. El precio es de 1 euro/persona.

Historia:



Plano general del Castillo de Biar

 El castillo ha tenido a lo largo de su historia momentos de gran importancia en el desarrollo político y militar de la región, especialmente en el período de dominación musulmana y durante los años que duraron las acciones de reconquista de los distintos reinos de la península.

 La fortaleza es, pues, de origen musulmán, y su construcción es de época almohade, y parece probado que sus basamentos se realizaron sobre un asentamiento romano ubicado en el mismo lugar, según las investigaciones modernas.

 Por ser tierra de continuos litigios entre aragoneses y castellanos, a finales del siglo XII, en el año 1.179, mediante el Tratado de Cazorla, se acordó que Biar marcaría el límite entre las zonas de expansión pactadas para el Reino de Castilla y la Corona de Aragón, y fue suscrito por el rey Alfonso VIII de Castilla y Alfonso II de Aragón.

 Años después, mediante el Tratado de Almizra del 1.244, se acordaría que la cercana Villenase adjudicase a Castilla y Biar a la corona de Aragón. No obstante, las delimitaciones impuestas por los acuerdos no fueron permanentemente respetadas y se dio la circunstancia que tanto el infante Alfonso de Castilla como Jaime I traspasaron en ocasiones las hipotéticas fronteras pactadas. De hecho, el Tratado de Almizra supuso un intento de acabar con los enfrentamientos armados surgidos entre castellanos y aragoneses en los límites de sus demarcaciones. Se acordó una hipotética línea divisoria entre Biar y Busot, de tal forma que los castellanos dominaban el Sur y los aragoneses el Norte de la ficticia línea.

  Posteriormente se inició la campaña de Jaime I para la conquista del castillo. En principio se creyeron que la fortaleza iba a ser entregada voluntariamente por su alcaide Muza Almorávit; sin embargo, no fue así y el monarca se vio obligado a sitiarla durante medio año, hasta febrero de 1.245. Finalmente, y tras numerosas acciones bélicas, el castillo fue entregado sin más combates, pactándose que la población musulmana continuaría habitando la plaza conquistada.

 Biar era el bastión adelantado de la Corona de Aragón, pues estaba en territorio fronterizo, y su posición resultaba estratégicamente de gran importancia. Tal es así, que la posesión de la misma, junto con la de Játiva, permitió la conquista relativamente rápida de toda la región que se extendía al Sur hasta la mismísima Murcia. Dada su relevancia, desde los primeros momentos Jaime I ordenó una rápida e inmediata reconstrucción y fortificación, aplicando, según dejó escrito el administrador del castillo D. Arnau de Montzó, varias partidas entre los años 1.260 y 1.265.

 Durante las revueltas moriscas encabezadas por Al Azraq, la fortaleza de Biar fue una de las primeras en ser conquistadas por los sublevados. Como anécdota, se cuenta que el maestre de la Orden del Temple cayó prisionero con otros caballeros cristianos y confinados en la prisión del castillo, y lograron huir gracias a la ayuda de los propios musulmanes que los custodiaban.

 Biar fue siendo plaza predominante los años siguientes y se han documentado continuas reformas y restauraciones por los monarcas Pedro I de Valencia, Jaime II y Pedro II hasta finales del siglo XIV.

 En la Guerra de los Dos Pedros, librada entre Pedro I de Castilla y Pedro II de Aragón, la fortaleza de Biar volvió a ser objeto de acciones bélicas, pero a pesar de los intentos castellanos por tomarla, siguió bajo el dominio de la corona de Aragón.  Otros monarcas, como Martín el Humano y el propio Fernando el Católico, siguieron dotando de fondos a la fortaleza para su conservación.

 Durante la Guerra de Sucesión, la población se declaró partidaria de la causa borbónica y resistió a los ataques de las fuerzas austríacas, manteniéndose durante todo el conflicto en los dominios de Felipe V.

 En la Guerra de la Independencia, la fortaleza siguió manteniéndose en una posición estratégica, librándose en sus inmediaciones numerosos combates con las tropas napoleónicas. A partir de entonces, y el igual que ocurrió en otras fortificaciones defensivas de la región, su importancia fue decreciendo, principalmente por la aplicación de nuevas armas artilleras que desde el siglo XIX se utilizaron de forma reiterada, cayendo paulatinamente en desuso.




Escudo de la localidad de Biar

Vista del Castillo de Biar desde el Norte

Vista de la Torre del Homenaje antes de su reconstrucción. A su izquierda existía una antigua Ermita, hoy desaparecida.


Estado actual:



Vista panorámica de Biar y su castillo

Reconstrucción 3D del Castillo de Biar

 El castillo tiene doble recinto amurallado siguiendo el desnivel del terreno. Uno, el inferior, identificado con la barbacana, está definido por un antemural formado por los lienzos de mampostería y por torres de planta semicircular en saliente con base alamborada sobre los que se dispone un estrecho adarve con almenado cúbico y troneras de cruz y orbe por debajo de la línea de merlatura (Simón García, 2001). Al interior del recinto se accede por un estrecho pasillo o liza, hasta un arco de medio punto en sillería, restaurado en los años 70 del pasado siglo XX. En este espacio, otrora repleto de nichos funerarios pertenecientes al primer cementerio municipal de Biar, se observa la presencia de algún proyectil de piedra para bombarda y un aljibe de planta rectangular, excavado en la roca y falto de su bóveda de cierre. El cementerio estuvo en el interior buena parte del siglo XIX, tras la Guerra de la Independencia hasta la década de los años 70 del mismo siglo, siendo vaciado en las obras de restauración, quedando como prueba algunas laudas sepulcrales conservadas en el Museo Municipal y azulejos funerarios que aparecieron en el transcurso de las excavaciones realizadas en el año 1.999.

 Tras salvar un importante desnivel mediante rampas en zig-zag se llega al amurallamiento del recinto superior, realizado en tapial de mampostería, que muestra una sucesión de lienzos y torres circulares que cierran en su punto mñas alto con la Torre del Homenaje o Torre Maestra, conformando un reducido patio de armas, comunicado con el recinto inferior a través de una puerta con arco de medio punto en sillería que está adosada a la gran torre,que parece que debió ser parcialmente condenada y sustituida por otra. Una nueva puerta debió abrirse por el noreste, documentada gracias a los trabajos de excavación de 1.999. Ambas puertas son conocidas en dicha documentación como Puerta Salca (1.478) y Puerta Ferrada o Ferrenya (1.551). La más antigua está dotada de un cuarpo de guardia, que se restauró en el año 1.999 (Rey Ainat; Gallud Martínez,2010), que permite acceder al interior del castillo.

 Alrededor del patio se cree que se dispondrían una serie de dependencias destinadas a asegurar la defensa del castillo, así como a dar cobijo al alcaide y su familia. En el siglo XV (Hinojosa Montalvo, 1995), aparece mencionada la habitación de vigilancia o cuerpo de guardia, situado encima de la casa baja; la casa de fora, utilizada como pajar; el palau nou, entendido como un edificio de mejor fábrica que el resto destinado a albergar al alcaide; el rebost o despensa para almacenar víveres; la cuina con una gran chimenea llamada casa dels forns; el establo, encima del cual había una privada o lanterna; la capilla o iglesia, situada junto a la torre bajo la advocación de Santa María Magdalena, sobre la que situaba el comedor. Todas estas estancias estarían techadas a un agua, de teja curva, que permitían a través de tuberías de cerámica, recoger el agua de lluvia para almacenarla en el aljibe excavado en la roca y construido con anterioridad al siglo XV, puesto que sufre reparaciones y limpiezas en 1.419 y 1.420.

 La gran Torre Maestra era la "cambra plus alta y segona cambra", habitaciones destinadas a guardar armas y pertrechos del castillo. Realizada en tapial sobre un zócalo alamborado de mampostería con encofrados que presentan unas dimensiones de 1,35 m de longitud por 0,90 m de altura, tiene una altura total de 19 metros, y está distribuida en tres alturas interiores comunicadas por una escalera lateral. A la torre se accede a pie llano a través de una puerta o vano de sillería a la que le falta el arco de medio punto.

 La primera planta se haya cubierta por una bóveda de cañón con rosca de ladrillo macizo presentando sus paredes enfoscadas. La segunda planta se cubre mediante una bóveda formada por bóveda de escayola de ocho arcos apuntados formando nervios entrelazados cuyos arranques imitan falsas ménsulas de cuarto de bocel entrecruzados alternativamente enmarcando son sus claves una roseta o pátera en el centro de la bóveda (Azuar Ruiz,1981; Ferre de Merlo,2000). El estudio del trazado y desarrollo de esta singular bóveda de arcos entrecruzados ha permitido encuadrar la totalidad el edificio e un horizonte cronológico fijado entre los finales del siglo XII y principios del XIII, y en concreto en el último cuarto del siglo XII, que corresponde a una fábrica almohade, que daba protección a la población que residía en la alquería de "Biyar", ya mencionada por el historiador andalusí al-Udrï en el siglo XI. Por otra parte, el castillo parece que formaba parte de la frontera estipulada el 20 de marzo de 1.179 entre las coronas de Castilla y Aragón en la ciudad de Cazorla , en Cuenca (Azuar Ruiz,1995).

 Son de hacer constar unos graffiti medievales en el muro de acceso al segundo tramo de la muralla. Preguntar al conserje para que os diga su emplazamiento exacto.

Galería fotográfica:



Fotos tras  la primera reconstruccion general





















































Últimas fotografías realizadas en nuestra visita del 6 de Noviembre de 2.013 tras su reconstrucción integral:































































Graffitis en en interior de la primera muralla

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