lunes, 23 de septiembre de 2013

Castillo de La Mola (Novelda) CA-026



Localización:

 El Castillo de la Mola se encuentra situado al noroeste de la ciudad de Novelda, perteneciente a la comarca alicantina del Vinalopó Mitjà.


Localización en Google Maps

Vista del Castillo de la Mola en Google

 Se levanta sobre la meseta de una loma adyacente a la imponente montaña de La Mola, en su parte oriental, mirando hacia el cauce del río Vinalopó. Está a unos 3 km. de la ciudad y se llega hasta él por una carretera asfaltada que parte desde la población, siendo además el camino para llegar al Santuario de estilo Gaudí de Santa María Magdalena, adosado al mismo, y en cuyo solar se ubicaba el antiguo albacar de la fortificación.

Localización en el mapa topográfico

El Santuario de Santa María Magdalena

Ecoalbergue y restaurante

 Es posible visitar ambos monumentos, excepto los lunes por estar cerradas las instalaciones. Adosado a ellos se encuentra un antiguo convento de monjas, hoy transformado en un establecimiento de restauración y ecoalbergue.

Vista general del Castillo de La Mola

Historia:



Vistas aéreas del Castillo de La Mola

 Su origen data del siglo XII y fue levantado sobre una antigua fortificación romana por los árabes tras la invasión de la península. La unificación político-religiosa impuesta por el califato de Córdoba en todo Al-Andalus favoreció el desarrollo social y comercial de ciudades y alquerías del territorio, y así, junto a ciudades o medinas como Villena, Sax, Petrel o Elda, el castillo de La Mola se convirtió en fortaleza importante durante el tiempo que duró la invasión musulmana hasta el siglo XV en que fueron expulsados del territorio.


Zona de excavaciones arqueológicas

 Dentro de este contexto se encuadra la ocupación del valle de Novelda, como nueva área de poblamiento, con el desarrollo de una alquería en la parte baja del valle y la aparición de una torre o castillo de altura, situado en el cerro de La Mola durante el periodo califal-taifal de los siglos X y XI, y la consiguiente fortificación almohade en el siglo XII. Ya bien entrados en el mismo, el territorio sería ocupado por pueblos del norte de África, probablemente almorávides, aunque este extremo no ha sido contrastado, aunque si el poblamiento de los almohades, verdaderos artífices de la construcción de la fortaleza de la Mola, según el historiador y geógrafo Al- Idrisi .


Basamento calizo de la muralla Este

 Ahora bien, si como parece los almohades no tienen una presencia efectiva en el reino de Murcia hasta la muerte de Ibn Mardanis en 1.172, y la posterior estancia del califa Yusuf, tras la derrota sufrida en la ciudad de Huete, es posible que el castillo de la Mola no estuviese construido en época de Al-Idrisi, a pesar de ser nombrado por éste en sus itinerarios, ya que las fuentes arqueológicas  no nos permiten ir más allá de finales del siglo XII.

 Formó parte del reino musulmán de Murcia y sería reconquistado por los castellanos. La población musulmana asentada en el recinto fortificado de la Mola se vió obligada a abandonar la fortaleza, trasladándose a la alquería de Novelda, al ser conquistado el castillo por las huestes del infante Alfonso de Castilla entre los años 1.245-1.246, y tras el Tratado de Almizra, entre Jaime I y el infante Alfonso, las actuales tierras de Novelda pasaron al reino de Murcia, y reconquistadas por la corona de Castilla.  Alfonso X el Sabio lo incluyó en la municipalidad de Alicante y lo entregó al infante Juan Manuel, hermano  del rey, quien a su vez le otorgó el señorío de Novelda a su hija Violante, como parte de la cuenca del Río Vinalopó, desde Villena hasta Elche-Santa Pola.

 En 1.296 tras la rectificación de fronteras entre la corona de Castilla y la de Aragón, Novelda pasó a pertenecer al reino de Valencia. Jaime II se lo cedió a su esposa y luego Alfonso el Benigno lo dejó a su hijo Fernando.

 Pedro el Ceremonioso otorgó el señorío a Beltrán Duglesquín, y éste a su vez al capitán Hugo de Calvila, para volverlo a comprar el rey de nuevo y dárselo a su esposa. Juan II se lo entregó posteriormente a la familia Pere Maça de Liana. A este época pertenece la construcción de la primitiva ermita,de principios del siglo XV, dedicada a Santa María Magdalena, la que posteriormente se convirtió en el actual santuario de estilo gaudiano. Después perteneció a la familia Rocamora; los Duques de Mandas; los Marqueses de Terranova; los Condes de GRanja y, finalmente, a los Marqueses de La Romana.


La Torre Desmochada

 En 1.521 en el contexto de la Guerra de Germanías, Ramón de Rocafull, señor de Albatera, reclutó gentes de Novelda para reprimir a los agermanados que habían tomado fuerza en Orihuela.

 Posteriormente, las incursiones costeras de los piratas berberiscos hacen que se creen torres defensivas de costa, por lo que los castillos de interior van poco a poco abandonándose, caso del de la Mola, y sus habitantes se trasladan al núcleo poblacional del valle en las últimas décadas del siglo XVI y principios del XVII.




Escudo de la ciudad de Novelda

Estado actual:



Plano y Planta del Castillo de la Mola

Antigua foto del Castillo de la Mola

 El castillo está formado por dos espacios fortificados: el principal y más elevado, ocupa el área meridional del cerro, y está formado por la alcazaba y el albacar. Este recinto está construido con una muralla de unos 2 m de grosor, con fábrica de tapial que está asentada sobre un basamento de mampostería, con 8 cubos macizos en saliente, de planta cuadrada y distribuidos irregularmente a los largo del perímetro (Concepción Navarro,2001). Este recinto está considerado por los especialistas como uno de los ejemplos de la arquitectura militar almohade mejor conservado del valle del Vinalopó, y que fue declarado Monumento Histórico-Artístico de Interés Nacional en el año 1.931.

 A la izquierda del acceso principal, situado en el frente este, encontramos la llamada Torre Desmochada, potente construcción con 11 m. de altura conservados, realizada en tapial con una anchura que va desde  los 2,20 m de los lienzos hasta los impresionantes 3,40 m de la primera planta. La torre muestra un acceso en altura, que nos lleva a una con cubierta abovedada, iluminada por una aspillera. En el centro, un orificio en el suelo de la sala, que ha permitido documentar un antiguo aljibe, reutilizado en época medieval como recinto carcelario (Navarro Poveda,2001). Una escalera con bóveda escalonada nos conduce al primer piso de la torre, conservándose a la altura del pavimento tres cañoneras.

 En el paramento exterior, destaquemos la presencia de los restos de un falso despiece de sillería, una técnica que pretende esconder los mechinales del encofrado con fajas verticales y horizontales de yeso, arcilla y cal, formando sobre el tapial un falso aparejo isódomo dando la sensación óptica de grandes sillares. En el caso de La Mola, aparecen incluso dos fajas de enlucido que se cruzaban en aspa y, si nos fijamos mucho en ellas, se puede apreciar un graffiti inciso en grafia árabe realizados probablemente por el constructor (Azuar Ruiz, 1996). Mismo tratamiento decorativo se descubrió en la excavación de los cubos de la puerta original almohade del castillo,ubicada a levante, lo que viene a constatar que, con toda probabilidad, el amurallamiento estaría totalmente decorado con este falso despiece (Azuar Ruiz, 1985). Los datos arqueológicos han demostrado que la adscripción de esta técnica tan particular corresponde al último tercio del siglo XII, concretamente entre 1.184 y 1.199, durante el gobierno del tercer califa Abu Ya´qub Yusuf al-Mansur, quien tras el triunfo de la batalla de Alarcos (1.195), con el inmenso botín obtenido, genera una eclosión expansiva feudal, reforzando las vías de comunicación.

 En cuanto al recinto exterior del castillo, cuenta con una superficie de 2.000 metros cuadrados, y ha sido en parte excavado dejando al descubierto un conjunto de habitaciones como son la cocina, horno, molino, y demás dependencias domésticas, donde se desarrollaba la vida diaria de la población allí asentada durante la Edad Media, documentado a través de sus ataifores, cuencos, escudillas, jaras, tinajas y objetos de uso personal en hueso, vidrio o bronce. También han aparecido múltiples útiles de hierro, utilizados para la defensa del recinto, como restos de armaduras de placas, puntas de flecha, viratones, lanzas o nueces de ballestas, que nos hablan de una población dedicada a las tareas agropecuarias y a defender el territorio en los momentos de peligro (Navarro Poveda, 2001).

 Sin embargo, gracias a la continua investigación arqueológica que se lleva a cabo en el castillo, hoy sabemos que se trata de un recinto fortificado construido para albergar de forma esporádica a la población campesina durante el final de la época califal -mitad del siglo X y primera mitad del siglo XI- (Navarro Poveda; Domenech Belda,1998), y que, según los datos arqueológicos, dejó de utilizarse a lo largo de esta centuria hasta finales del siglo XII, cuando se levantaron las torres y lienzos del castillo que hoy conocemos en época almohade (Azuar Ruiz,2004).

 Tras la conquista cristana, parece que el castillo se queda deshabitado durante un tiempo siendo donado al Obispo de Cuenca, Gonzalo Ibáñez Palomaque, y vendido por éste a su hermano García Ibáñez, alcalde mayor de Toledo, siendo recuperado por Alfonso X de Castilla (Navarro Poveda, 2001). Posteriormente, la fortaleza aparece integrada en el protectorado de don Manuel hasta el año 1.284. Con la firma de la Sentencia de Torrellas-Elche en 1.305, el rey Jaime II entrega el castillo a Pedro de Montagut, bajo el dominio de Blanca de Anjou, esposa de Jaime II, quien da órdenes en 1.308 para que el Baile de Elda libere 2.000 sueldos valencianos para la reparación del castillo de La Mola y del castillo de Elda (Azuar Ruiz, 1985; Navarro Poveda, 2001).

 Es el momento en que se amplía el recinto de la fortaleza, adaptando la antigua fortaleza almohade a las necesidades de la nueva sociedad feudal, construyéndose una nueva puerta de acceso, en sillería y levantando la extraordinaria Torre Triangular, un ejemplo singular de arquitectura gótica militar, que reproduce un prisma cabalístico de base equilátera de perfectos 15 metros de lado y con una altura máxima de 17 metros, toda ella realizada en sillería encadenada en las esquinas y relleno de mampostería en “opus vitatum”. Se accede a la torre por una puerta en altura de sillería en arco de medio punto y en su interior se distribuyen dos salas abovedadas superpuestas y, en conjunto, sólo dispone de estrechas aspilleras con derrame interior para su iluminación y ninguna estructura o elemento defensivo, lo que le confiere a la torre esa imagen cerrada y compacta (Azuar Ruiz, 2004). Además, las excavaciones llevadas a cabo en el interior del castillo han permitido documentar todas las dependencias e instalaciones del mismo en el siglo XV (Navarro Poveda, 1994), como un gran hogar, - dotado de horno, molino de pan, etc. -, que se encuentra en los sótanos del salón noble que se adosaba a la muralla de levante y, junto a estas dependencias, se han descubierto desde la antigua cárcel hasta las caballerizas y la herrería.

 Con estas reformas, La Mola se convierte en una de las fortalezas claves del territorio. Durante la Guerra de los Dos Pedros, el castillo fue atacado varias veces, resistiendo fuertes asedios con el lanzamiento de bolaños de piedra, flechas y viratones, que han aparecido en las excavaciones que se han realizado en el interior de la fortaleza entre los años 80 y 90 del siglo XX.

 El castillo y la villa de Novelda se convierten en baronía en el año 1.449, siendo sus estancias modificadas para convertirse en la residencia temporal de los Maça de Lizana para la caza de venados, ciervos y liebres. Con la llegada del mundo renacentista, el traslado de las clases más altas a las ciudades y el cambio de estrategias en la frontera costera, el castillo se acabaría abandonando, trasladándose el núcleo poblacional de Novelda, fundado en las últimas décadas del siglo XVI y principios del XVII (Navarro Poveda,2001). A inicios de los años 80 del siglo XX, el castillo inicia un ambicioso proyecto de recuperación, y con los estudios arqueológicos efectuados se obtuvo una buena parte de la información de la fortaleza, que ha sido utilizada para la fase de las intervenciones, orientadas a la recuperación de los lienzos de tapial de la muralla, así como la rehabilitación de las dos torres principales, quedando para el futuro la consolidación y puesta en valor de las estancias domésticas y las dependencias del albacar de la fortaleza.

Albacar del Castillo de la Mola

Puerta de acceso a la fortaleza

Tapial de la muralla

La Torre del Homenaje

Puerta lateral de acceso a la fortaleza

Otra vista de la Torre Desmochada

Dependencia anexa en la muralla Este


Fuentes:  Guardianes de Piedra
                 Concha Navarro (Arqueóloga)

Galería fotográfica:


Vista lateral  Este de la fortaleza

Accesos a la fortaleza

Restos de la muralla original de la fortaleza

La torre triangular (Torre del Homenaje)

Otra panorámica de la torre

Vista de la torre desde el Norte

Sillería de la torre y muralla Oeste restaurada

Aspecto de la torre triangular (aspillera)

Sillería empleada en la Torre del Homenaje

La torre Norte y la Torre del Homenaje

La torre Desmochada desde la Torre del Homenaje


Entrada a la torre desmochada


















































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