martes, 17 de septiembre de 2013

Castillo de Santa Bárbara (Alicante) CA-001




Localización:

 El Castillo de Santa Bárbara es sin duda la más importante edificación de índole militar que se ubica en la ciudad de Alicante, capital de la provincia y núcleo turístico de primer orden nacional. Pertenece a la comarca homónima  L´Alacantí  (nombre valenciano) y se sitúa a orillas del Mar Mediterráneo, siendo además capital de la Costa Blanca.


Localización en Google Maps

Vista del Castillo de Santa Bárbara en Google

 El castillo de Santa Bárbara domina toda la ciudad desde su posición elevada, ya que está ubicado en el contorno del Benacantil, monte emblemático que se sitúa en la actualidad en el centro del casco urbano, dividiendo la ciudad en dos partes y cercano a la playa del Postiguet.

 Es precisamente aquí donde se encuentra , en la base de la montaña, el túnel de acceso a los ascensores que nos elevan hasta la cumbre del Benacantil y la entrada a la fortaleza, precisamente enfrente del comienzo del paseo del Postiguet, anexo a la misma playa y frente al Aparthotel Meliá.

Puerta de acceso a los ascensores desde el Postiguet

 También es posible su acceso en coche, siguiendo las señales que a tal efecto existen en la ciudad, y para ello nos dirigiremos al “scalextric” que se sitúa al final de la playa del Postiguet, y que nos cambia la dirección hacia el centro de la ciudad. Tras la siguiente rotonda, a la izquierda, encontramos el camino de acceso al castillo.


Plano de visita del Castillo de Santa Bárbara

Localización en el mapa topográfico

Historia:


Plano del Castillo de Santa Bárbara

 Los orígenes de Alicante se centran en el asentamiento Lucentum, en la Albufereta, primer vestigio de poblamiento romano en la comarca de Alicante, según se desprende de las actuaciones arqueológicas efectuadas, sin contar con algún asentamiento de la Edad del Bronce y de época íbera, especialmente en la Illeta dels Banyets, en El Campello.

 Con la dominación romana, los pobladores “romanizados” se trasladan a lo que en la actualidad es el barrio alicantino de Benalúa, donde se han encontrado restos de los primeros asentamientos acaecidos en la capital alicantina. Posteriormente, tras la dominación árabe, los conquistadores construyeron la “Medina Al Laquant”, seguro origen del nombre de Alicante. 

 Sus orígenes, como ciudad, por tanto son árabes, ya que la medina islámica se formó alrededor del Banacantil, y la fortaleza musulmana se construyó en la cumbre del mismo. Posteriormente, distintas fases de construcción delatan sus ampliaciones dada su creciente importancia como plaza fuerte del Islam.

La famosa "Cara del Moro"

 Inicialmente el poblado árabe, en las laderas de la montaña, se fue dotando de distintas fortificaciones, hasta que el castillo y la medina se ampliaron por toda la montaña. Posteriormente, las fuerzas cristianas, una vez reconquistado, siguieron su ampliación, incorporando a sus cimientos nuevas murallas, torres y recintos fortificados.


Cañón en la muralla

 Durante la reconquista, la ciudad y su fortaleza fueron rendidos por las tropas almohades al infante castellano Alfonso, primogénito del rey Fernando III. En los años posteriores, y en los confusos pactos y hechos de armas que relacionaron musulmanes, castellanos y aragoneses, la plaza se sublevó y de nuevo tuvo que tomarla por las armas en aún infante Alfonso. Tal conquista se consolidó el 4 de noviembre de 1.248, festividad de Santa Bárbara, de la que tomó su nombre en conmemoración del tal efeméride, cuando el castillo al fin pasó a manos cristianas, aunque no estaría definitivamente en poder castellano pues en el el año 1.261, siendo ya rey Alfonso X el Sabio, la rebelión musulmana tomó de nuevo la fortaleza, extendiéndose la sublevación a otros territorios limítrofes.

 Debería ser Jaime I quien, en esta ocasión, recuperase para los reinos cristianos la plaza, sofocando así la rebelión musulmana, y en los Pactos de 1.304, acordados entre el rey Dionisio de Portugal, el infante Juan de Castilla y el obispo de Zaragoza, los territorios de L´Alacantí se incorporaron al Reino de Valencia.

 Durante la contienda militar mantenida entre Pedro de Aragón y Valencia, y Pedro de Castilla (denominada Guerra de los Dos Pedros), el castillo de Santa Bárbara estuvo en manos castellanas y aragonesas de forma alternativa. Finalmente, al abandonarlo las fuerzas castellanas en 1.366, el castillo se encontraba en estado ruinoso.

 A principios del siglo XV, el rey Martín el Humano acometió nuevas obras de recuperación del Castillo de Santa Bárbara. En los inicios del siglo XVI, la irrupción de la artillería, sus usos y estrategias, eran un hecho consumado, y en castillo se adaptaron las nuevas innovaciones de forma temprana.

 Durante el reinado de Carlos I se reiniciaron nuevas obras de fortificación del castillo, y existe la constancia documental del envío, a mediados del siglo XVI, de doce cañones con destino al mismo. En esta misma época, y dada la gran envergadura de la fortaleza, se le incorporaron nuevas edificaciones que aseguraban la posibilidad de mantener una fuerza armada de unos diez mil hombres.

 En el siglo XVI serían muchas las escaramuzas y batallas que se librarían desde Santa Bárbara contra las incursiones piratas. Éstas provenían de los corsarios berberiscos y conducirían a que el rey Felipe II ordenase nuevas y más potentes fortificaciones en el castillo. Los ingenieros franceses e italianos desarrollaron nuevas técnicas de defensa y fortificación adaptadas al uso artillero, y por ello el rey encargó a los ingenieros italianos Fratín y Antonelli el proyecto de reconstrucción y adaptación del castillo, edificándose nuevos fortines, fosos, murallas, torreones, etc., destinados a utilizar y resistir más eficazmente la guerra apoyada en la artillería. Las nuevas obras de acondicionamiento se llevaron a cabo a finales del siglo XVI, incrementándose notablemente el perímetro de la fortaleza. No obstante, en esta nueva reestructuración, desaparecieron importantes restos del amurallamiento árabe original.

 A mediados del siglo XVII se acometieron otras reformas y se le volvió a incorporar más capacidad de fuego artillero. En 1.691, el castillo sufrió una de sus mayores pruebas de fuego, cuando una escuadra del rey francés Luis XIV puso sitio a la ciudad. Ante la negativa de rendición, se inició el asalto y consecuente duelo artillero entre las fuerzas navales atacantes y las fuerzas resistentes de la fortaleza. El sitio duró una semana y el castillo sufrió serios daños, finalizando el asedio con el abandono de la fuerza francesa ante la llegada de las fuerzas navales españolas que acudían en apoyo a la ciudad.

 Durante la Guerra de Sucesión, la fortaleza estuvo continuamente asediada, relatándose tres importantes acciones de armas en pocos años: la primera, en Agosto de 1.705 en la que las tropas de Felipe V rechazaron el asalto de las fuerzas del archiduque Carlos. La segunda, el 9 de Enero de 1.706, en que las tropas del archiduque volvieron a intentar la rendición de la fortaleza sin éxito. Finalmente, el 8 de Julio de ese año, las fuerzas del archiduque iniciaron un largo asedio por tierra y por mar que concluyó con la toma de la fortaleza el 6 de Septiembre. Fue ésta una de las épocas de más protagonismo del Castillo de Santa Bárbara.

 A pesar del fracaso en la Batalla de Almansa, la fortaleza quedó en poder de los aliados hasta bien entrado el año 1.708. A principios de diciembre de este año, las tropas de Felipe V sitiaron la ciudad de Alicante, consiguiendo su rendición en la mañana del día 7 de ese mes. Sucumbió la ciudad, pero no su castillo, que, bien defendido y con numerosa tropa, resistió el asalto.

 El carácter probado de la inexpugnabilidad  de Santa Bárbara obligó a las tropas borbónicas a plantearse otras alternativas, decidiéndose por la voladura de la fortaleza. Aquí se inicia una de las más épicas gestas militares libradas en este castillo. El general francés D´Ansfeld ordenó la preparación de una mina  a una profundidad de veinte metros y casi cien mil libras de pólvora. Con esta evidente amenaza se conminó a los defensores su inmediata rendición y, ante la negativa de éstos, se decidió la voladura en los últimos días de febrero o los primeros de marzo de 1.709.

 La explosión destruyó una gran parte de la fortaleza, y las grandes rocas desprendidas y lanzadas por los aires, ocasionaron importantes daños en la fortaleza y la ciudad, siendo muy numerosas las bajas humanas entre la oficialidad y la tropa resistentes. No obstante, los defensores, en número superior al medio millar, no se rindieron hasta mediados de abril, momento en que las circunstancias eran sumamente precarias. Tras la rendición, las fuerzas aliadas abandonaron la fortaleza con honores y desfilando ante la formación de las tropas borbónicas asaltantes. 

 Durante la Guerra de la Independencia, la fortaleza hizo frente, con su poder artillero, a algunos asaltos de las tropas francesas. En esta época, un hecho fortuito prendió fuego a las reservas de pólvora del castillo, provocando una enorme explosión que destruyó parcialmente sus instalaciones. A partir de ello, su importancia declinó rápidamente, siendo desartillado definitivamente en 1.893. Después sirvió como prisión militar en tiempos de Jovellanos y el general Elio, entre otros.

Antiguo cañón



Escudo de la ciudad de Alicante

Estado actual:

 El Castillo de Santa Bárbara fue declarado Monumento Nacional Histórico el 7 de Marzo de 1.929, pero antes fue cedido al Ayuntamiento de Alicante por el rey Alfonso XIII el 4 de octubre de 1.928.

 A partir de esta fecha, el castillo ha vivido una época de esplendor al acometerse en él todas las reformas necesarias que han permitido su total restauración, siendo un ejemplo magnífico de la recuperación del patrimonio arquitectónico-militar de la Comunidad Valenciana.

 Hoy en día, el castillo se encuentra perfectamente restaurado, con muchísimos de sus orígenes, aunque como es de pensar, distando algo de sus pretéritos lugares dado el avatar de su devenir, aunque es fácil observar las distintas etapas de su construcción y posterior evolución.

Accesos al castillo por carretera


 En el año 917 a.C.  “ al Sayd al Aslami” gobernador de la plaza se sublevó contra el califa Abd al-Rahman III oponiéndose al pago de impuestos y se encastilló durante nueve meses de asedio hasta su rendición. De esta época no queda nada en la actualidad, conociendo sólo la disposición de los recintos: el superior o “celoquia”, formado por una torre de considerables proporciones, rodeada de un perímetro poligonal de muralla encintada de torres que defendía la puerta principal de la fortaleza;  el primer recinto y el albacar.


Imagen de una de las terrazas del castillo

Entrada al patio de armas

Foso y acceso al portón principal

Muralla Este de la fortaleza


 A partir de esta época, todas las construcciones observadas en la actualidad corresponderían a los distintos estadios de su construcción.

 Sólo queremos hacer constar la preciosa imagen de este soberbio castillo que nos ofrece cuando se mira hacia sus murallas que están situadas arriba de lo que se conoce mundialmente como “la cara del moro”. Y para finalizar, deciros que su visita será una de las cosas que más perdurará en vuestro recuerdo por vuestro paso por Alicante, “ la millor terreta del mon”.


La primera configuración nítida que tenemos de la alcazaba procede de época almorávide, cuando se define un espacio formado por un posible “al-kasar”, situado en el macho actual, y un gran recinto amurallado muy espacioso, conocido como el Albacar Vell (Rosser, 2012). A este espacio se accedía desde la ciudad por el norte, a través de la Puerta del Cencerro que permitía dirigirse desde el antemural hasta una puerta con corredor en la Torre de la Batalla, ubicada en el extremo noreste del albacar, acceso que se utilizaba para entrar y salir de este gran espacio vacío dotado únicamente con un aljibe ubicado en su extremo sureste (Rosser, 2012). Con la llegada del poder almohade, parece que el espacio del albacar se divide en dos, con un nuevo muro de tapial, generando lo que conocemos como Albacar d´Enmig, al que se accede por una doble puerta con corredor entre la Torre de Través y la Torre de Sant Jordi, al estilo de otros accesos fechados en la primera mitad del siglo XIII, como en el castillo de Planes (Menéndez Fueyo, 1995).

 Con la conquista castellana en el año 1.249, comienza un periodo de reformas una vez queda incorporada la ciudad al dominio aragonés a inicios del siglo XIV. Excepto las obras en el Torreón de Sant Jordi y en la Torre de Santa Caterina del Albacar d´Enmig de las que hablaremos después, poco o nada sabemos de dichas reformas, excepto la construcción de una capilla en 1.298 de la que sólo existen referencias documentales (Rosser, 2012). Sin embargo, estas reformas no solucionan los graves problemas de mantenimiento de la obra medieval como ponen de manifiesto algunos alcaides como Berenguer de Puigmoltó en 1.327, cuando se queja al rey de que había algunas torres derruidas y la mayor parte descubiertas y en peligro de caer, como también le ocurre al albacar, que estaba derruido parcialmente, ofreciendo una imagen del castillo lastimosa y con el permanente cartel de pendiente de reparación (Rosese, 2012).

 El conflicto bélico con Castilla a mitad del siglo XIV, con las sucesivas tomas y recuperaciones de la fortificación alicantina, considerada clave en el desarrollo del conflicto, permitió la programación de una serie de reformas establecidas en el memorial de Antich de Codinats de 1.357, que suponían una inversión en mejoras, personal, guardias del castillo y logística, con un acantonamiento de tropas superior a 600 hombres. Sin embargo el plan nunca se ejecutó, lo que permitió una nueva tentativa de conquista por parte castellana en 1.363 y una nueva recuperación aragonesa en 1.364, que obligó a Pedro IV a replantear las necesidades de la plaza alicantina y encargar a Domingo Borrás la reforma de la fortaleza (Del Estal, 1981), quedando huellas de estas obras en la parte inferior del muro de cierre del segundo recinto. De todas formas, este impulso reformador fue puntual y no encontraremos nuevas reformas hasta el periodo entre los años 1.442 y 1.467 donde se documentan, entre otras, obras en los sistemas de acceso con la reparación de los quicios del Torreón de Sant Jordi, una reparación en un muro del castillo, obras en la Torre del Relotge, así como la construcción de un templo dedicado a Santa Bárbara, de la que toma nombre la fortaleza,en el año 1.469 (Beviá García, 1995, Rosser Liminyana, 2012). 

 No será hasta la primera mitad del siglo XVI cuando el castillo tenga un gran impulso reformador. La primera voz que se alza clamando por realizar reformas será la de Fernando de Aragón, Duque de Calabria, que fur Virrey de Valencia entre los años 1.526 y 1.550, quien visita la fortaleza en 1.543 calificándola de "...cosa fuerte y de mucha calidad..." aunque "...está tan sola y a mal recaudo...", por lo que consugue que el rey Felipe II destine 1.000 libras para reparaciones urgentes como la construcción de un aljibe en el albacar viejo, alzar el suelo para las plataformas de la artillería, un puente levadizo y el forrado de hierro de las puertas, ejecución hecha por el capitán Aldana y el ingeniero Joan Cervelló (Beviá Garcia, 1988). Este primer impulso reformador se vio acompañado en 1.563 con la llegada del ingeniero italiano Giovanni bautista Antonelli Il Vecchio, quien proyecta reformar el Macho y el Albacar d´Enmig, limpiar cisternas y reparar el empedrado del patio y de la capilla, para lo que precisaba de 4.000 ducados. 

En el año 1.578, el Consell de la ciudad decide ejecutar otro plan de renovación propuesto por Giorgio Palearo il Fratino, comenzándose la construcción de los nuevos baluartes en el año 1.580, quedando la huella física de estas obras en la realidad constructiva que hoy manifiesta el castillo alicantino, estando realizados con sillares perfectamente labrados, asentadas las cortinas sobre la roca recortada para conseguir un asiento plano. Los muros están terraplenados, localizando cuatro traveses que, a la vez de defender el muro de los tiros transversales, sirven de arriostramiento de éste. La tenaza y los dos baluartes obedecen a la misma técnica que el muro nuevo del Albacar, teniendo las esquinas resueltas con sillares labrados de forma semicircular con un 20% de inclinación (Camarero Casas, 1.988).

 Durante el siglo XVII, no parece que el castillo experimente reformas de importancia. El ataque de una escuadra inglesa en el año 1.656, donde se bombardearon muros y baluartes de la ciudad, sirvió para demostrar la imagen de impenetrabilidad que el castillo venía ofreciendo. Sin embargo, por encima de esta imagen, el castillo ofrecía una real ruina técnica que no fue resuelta con las reformas puntuales planteadas en el año 1.675 (Requena Amoraga, 1997). El demoledor ataque francés a la ciudad en el año 1.691 no afectó especialmente al castillo, aunque la ciudad fue prácticamente arrasada. En aquellos tiempos, se podía conseguir tomar la ciudad, pero se chocaba contra los muros del Benacantil, donde los defensores podían resistir largo tiempo en el interior del castillo. Eso es lo que ocurre a inicios del siglo XVIII, en 1.706, en plena Guerra de Sucesión, cuando las tropas austracistas asedian por tierra y mar durante 8 dias la ciudad de Alicante, mientras el acuartelamiento del castillo, al mando de Mahony, resistió varias semanas después de haber caído la plaza (Bernabé Gil, 1992). 

 La decisiva victoria borbónica en la Batalla de Almansa al año siguiente, permitió que en 1.708 se desplazara a Alicante un numeroso contingente de tropas con el objetivo de recuperar la ciudad al mando del Barón d´Asfeld y el mariscal Ronquillo. Como había sucedido en la toma austracista, la ciudad acabó por rendirse, pero el castillo, en esta ocasión al mando de Richardi, se resistió a entregar la fortaleza. Entonces Asfeld decidió minarla, excavando un túnel en la base rocosa del Benacantil donde introdujo una gran cantidad de explosivos, instando al comandante inglés a que rindiera la plaza. Ante su negativa, Asfeld voló la mina provocando que una buena parte de los lienzos del frente este del castillo cayeran sobre los arrabales de la ciudad. Aún hoy en día se puede apreciar en la plataforma superior del castillo el corte producido por la caída de las defensas ocasionadas por las voladuras de la mina (Bernabé Gil, 1.992). 

 El castillo no tendrá más modificaciones hasta los inicios del siglo XIX con la llamada "maldita guerra de España" o Guerra de la Independencia contra la invasión napoleónica, cuando el gobernador y la Junta Local de Gobierno encargan al ingeniero Pablo Ordovás un memorial descriptivo del castillo con el objetivo de plantear varias obras defensivas encaminadas a mejorar las comunicaciones de la ciudad con el castillo, así como la realización de otras obras defensivas como el Fuerte del Monte Tossal (Muñoz Lorente, 2014). En la actualidad, despues de varios proyectos de restauración y consolidación que se han efectuado, tanto al Cerro del Benacantil, como de las diferentes partes de la fortaleza, el castillo se ha convertido en uno de los principales referentes turísticos por su increíble panorámica desde sus murallas y baluartes y, sobre todo, al convertirse en la sede del Museo de la Ciudad de Alicante (MUSA).

Galeria fotográfica:


Garitón o torreta vigía

Torre vigía hacia el mar

Vista del interior del castillo

Vista panorámica de la fortaleza

El Castillo de Santa Bárbara desde el Sur

Bonita imagen del castillo desde el casco urbano de Alicante

Imagen nocturna con el castillo iluminado

Otra bonita imagen nocturna de la fortaleza














Cuartel de Felipe II




Torre musulmana



















Visita del día 12-01-20 desde las Murallas:












2 comentarios:

  1. Hola, me llamo Francisco Gutiérrez Bernal y en Facebook hemos creadoun grupo para trasladar al consistorio de Alicante, la petición ante la UNESCO de Patrimonio de la Humanidad. Ya se intento en el 2.012 solicitandole a la anterior alcaldesa Sonia Castedo, la previa aprobación por parte de un pleno de dicho ayuntamiento, pero no llego a realizar dicha solicitud presentada por una asociacion de Alicante.
    Por lo que me gustaria que fomase parte de ese muro y pedirle su colaboración para conseguir que seamos muchos los que podamos solicitar al ayuntamiento dicha peticion.
    Espero sus noticias y aqui le dejo mi correo electronico fsgb@telefonica.net
    Un cordial saludo.

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  2. Creo que tenia que ser patrimonio de la Humanidad

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