martes, 24 de septiembre de 2013

Castillo-Fortín de Santa Pola (Alicante) CA-033



Localización:

 El Castillo-Fortaleza de Santa Pola está situado en el centro de la ciudad, situada en la comarca del Baix Vinalopó , en la costa sur del Cabo de Santa Pola, encontrándose a su frente la Isla de Tabarca, a la cual se accede con motonaves que parten regularmente desde su puerto. El castillo es uno de los pocos ejemplos conservados de las construcciones pre-abaluartadas existentes en la provincia de Alicante, y si cabe, en todo el País Valenciano.


Localización en Google Maps

Vista del Fortín de Santa Pola en Google

 Santa Pola es esencialmente un puerto pesquero de primer orden en la provincia, puesto que es muy apreciada y de gran calidad la pesca que se realiza en toda su bahía.

 Para llegar hasta él no hay más que adentrarse al centro de la ciudad desde cualquier punto de arribada a la misma. La fortaleza es, en la actualidad, sede de algunas instituciones locales, entre las que destaca la existencia del Museo Marítimo de Santa Pola, razón de más para su visita, así como el retén de la Policía Local de la ciudad.


Localización en el mapa topográfico

Historia:



Vista aérea del Castillo-Fortín de Santa Pola

 Santa Pola es conocida desde tiempos inmemoriales por todos los pueblos que habitaron la vega de Elche, desde los primeros habitantes que poblaron  La Alcudia de Elche. Íberos y romanos ya se suministraban de la pesca de estas costas santapoleras, hasta tal punto que fue llamada en tiempos romanos Portus Ilicitanus, y muy cerca de la fortaleza, se encuentran las excavaciones que en él se han realizado del poblamiento de pescadores que habitaban la localidad en esos tiempos. Por ello, la historia de Santa Pola y sus fortificaciones están íntimamente ligadas a la de el propio Elche.

 Originalmente, entre la construcción de las numerosas torres-vigía de costa de época islámica, una de ellas, se situó en lo que hoy es el llamado Baluarte del Rey del propio castillo. Esta torre fue llamada Torre del Cap de l´Aljub, de fábrica almohade, al igual que otras de la comarca del Camp de Elx y la propia costa, y que iremos presentando en el futuro. Entre las de costa cabe citar la Torre de Tamarit, la Torre de Escaleta, la Torre del Carabasí y la Torre Talayola.


Torre Escaleta

Torre Tamarit


  La construcción original de donde procede la fortaleza es, pues, la de la misma Torre del Cap de L´Aljub, que se situa hacia  el año 1.337, fecha en la que el infante Ramón Berenguer concede licencia al concejo de Elche  para construirla, así como otra en la Isla de Tabarca, precursora de la fortificación de la isla, y todo ello para responder a la necesidad de fortificar la costa. En el año 1.406, el rey Pedro donó la torre a D. Pedro Esteban, vecino de Elche.

 La torre originaria se encontraba muy cerca del aljibe que se halla en el patio de armas de la fortaleza, y se construyó antes que la propia torre, dando así nombre a la misma: Torre del Cabo del Aljibe ( en valenciano, Torre del Cap de L´Aljub).

 Los piratas berberiscos capturaban buques y sometían al pillaje a la costa, apoderándose de objetos, alimentos y de esclavos. Esta actividad última supuso una grave tensión entre los habitantes, ya que uno de sus mayores temores era caer cautivo de los piratas y acabar en la plaza de Argel, en el norte de África, cuartel general de los corsarios y berberiscos.

 Por todo ello, en 1.554,  D. Bernardino de Cárdenas y Pacheco, duque de Maqueda, virrey de Valencia y Señor de Elche, a instancias del rey Carlos I, realizó un plan defensivo de la costa y, en sólo doce años se construyeron las torres de Pinet , Talayola, Escaletas y Tamarit, y respecto a la torre del Cap de L´Aljub, decidió construir un castillo-fortaleza, que dio pié al actual Castillo de Santa Pola. Como dato anecdótico diremos que tal construcción de las fortificaciones de Santa Pola, incluida la de la Playa de Pinet, costó al duque la cantidad de 23.000 ducados reales.

 Con su construcción, la función defensiva tomó un nuevo auge, ya que la artillería garantizaba su funcionamiento como puerto mercantil, pesquero y militar, al mismo tiempo.

 A finales del siglo XVI los actos de piratería se hacían más esporádicos, pero sin llegar a desaparecer, pero la función del castillo-fortaleza contribuyó a que poco a poco la actividad berberisca en la zona fuera cayendo paulatinamente.

 En el año 1.784 el castillo-fortaleza pasó a la corona y en esta conmemoración se colocó sobre la puerta el escudo que porta las armas reales de la Casa de Borbón. Años después, en 1.806, el recinto comienza un estado paulatino de abandono y en1.855 se da orden de demolición de la fortaleza, pero el pueblo de Santa Pola solicitó al rey su cesión en interés de convertirlo en iglesia parroquial y acoger la Aduana de la ciudad, siendo efectiva esta cesión el 13 de septiembre de 1.859. La corporación realizó poco a poco su reconstrucción y remozamiento, habiendo sido convertido en dependencias consistoriales y acogido en su interior el actual Museo del Mar.




Escudo de la población de Santa Pola

Estado actual:


Antigua fachada del baluarte

Antigua fotografía del baluarte

Plano de la fortaleza

 El Reino de Valencia realizó, entre los siglos XVI y XVII, un esfuerzo de los más vigorosos de España para fortificar la costa alicantina frente a los corsarios argelinos, piratas berberiscos, moros de Marruecos y, más tarde, franceses e ingleses, tanto en acciones pirátidas como de guerra. Siempre se mantuvo reticente respecto a la voluntad y la capacidad de nobles, electos o reyes para defender el litoral. El pueblo acusó en la Guerra de Germanías a los nobles por no defender el reino y favorecer a los moriscos y cristianos nuevos, sus vasallos, sospechosos de connivencias y alianzas con los turcos y piratas berberiscos. Las quejas a Carlos I y Felipe II sobre esa indefensión fueron constantes.

 Las excelentes condiciones naturales que presenta la bahía de Santa Pola para las embarcaciones, explican que a pesar de no contar el fondeadero con obras de ingeniería portuaria hasta mediados del siglo XIX, éste fuese utilizado por los navíos y adquiriesen cada vez más importancia las actividades mercantiles y pesqueras. El castillo está emplazado junto a la línea de costa y al espacio utilizado como fondeadero, y fué construido sobre los restos de una antigua torre vigia de costa, la Torre del Cap de L´Aljub, de época posiblemente almohade del siglo XIII a tenor de las excavaciones producidas en el cuadrante sureste del actúal Patio de Armas de la fortaleza en el año 2.003, en respuesta a las contínuas incursiones de los corsarios berberiscos a la costa levantina durante el siglo XVI.

 En el año 1.554, el duque de Maqueda realizó un plan defensivo que completase el dispositivo de vigía de la costa, y en tan sólo doce años se construyeron las actuales torres vigía del Pinet, Tamarit , Escaletes y Atalayola, derribándose la torre del Cap de L´Aljub para levantar en su lugar el castillo-fortaleza. Ésta complementaba el dispositivo y fue concebida como una ciudad fortificada cercana al mar, completándose su construcción en 3 años, finalizando las obras en el año 1.557, con un coste de 23.000 ducados, sufragados en su totalidad por el virrey de Valencia, Bernardino de Cárdenas y Pacheco, duque de Maqueda (Segura Herrero, 2001).

 La fortaleza tiene forma cuadrada, con 46 metros de lado por 9 metros de altura y una superficie total de 2.116 metros cuadrados. El material utilizado es piedra caliza de la sierra de Santa Pola y de algunas edificaciones de época romana del “Portus Ilicitanus”. Presenta su planta dos baluartes en los ángulos noroeste y sudeste, llamados Baluarte del Rey y Baluarte del Duque de Arcos, respectivamente, así como dos torreones en los otros dos ángulos de la edificación, dejando un amplísimo patio de armas en su interior. El torreón noroeste se utilizó como palacio del Duque hasta el siglo XVIII.

 Los muros de las cortinas están realizados en mampostería, inclinados hasta dos tercios de su altura y con moldura de medio bocel a un tercio de la parte superior. Al igual que los baluartes y torreones, los muros de las cortinas no están terraplenados y en su interior se hallaban las viviendas para los soldados, abiertas al patio de armas. El acceso principal se abre en el centro de la muralla oeste, frente al camino de conexión con Elche, acceso en doble "L" o acodado, clásico de la arquitectura militar. El control y vigilancia se ejercía desde el interior del patio de armas a través de una aspillera enfrentada al exterior, y desde el cuerpo de guardia, situado a la izquierda de la entrada.

 Aparte de la puerta principal, el único acceso al exterior era la puerta de socorro, de sillería encadenada de jambas y dovelas, emplazada en el ala norte, junto al Torreón de Palacio, recuperada en los trabajos de rehabilitación del castillo. El patio de armas es cuadrado, de 40 x 40 metros, y en torno a él se organizaban las viviendas en tres alturas, en los lados norte y este, y a dos alturas en los lados oeste y sur. Los ángulos del patio de armas presentan un ingreso de medio punto en sillería y rematado por un óculo. El aljibe se halla en diagonal hacia el patio y recogía el agua de lluvia para el abastecimiento de las viviendas, siendo muy probable que se trate del aljibe de la inicial Torre de L´Aljub, integrada en la fortaleza (Beviá, Camarero,1980).

 Un elemento arquitectónico de interés es la escalera que accede a la cubierta, resuelta en sus ángulos con pilastras de tradición gótica. En la parte superior se hallaban los comunes, espacio formado por tres retretes rodeados de un pequeño muro con una puerta de acceso. Los lienzos de la terraza se rematan con antepechos de tapial, ordenados para la artillería en el lado sur. Como elementos defensivos hay que destacar las cañoneras, situadas a media altura en las juntas de los baluartes de las cortinas, con las que se podía barrer en paralelo los muros de la fortaleza. Además había cuatro garitas circulares en las esquinas de la cubierta, desde las que se hacía la guardia.

 Al finalizar las obras se colocó la artillería en los baluartes, prefiriéndose la ligera, de más fácil desplazamiento y precisión de tiro. Los cañones constituían la defensa ante un eventual ataque de barcos corsarios. Con la construcción de la fortaleza, la función defensiva del fondeadero experimentó un gran auge, ya que la artillería garantizaba su funcionamiento como puerto mercantil, pesquero y militar. Veinte años más tarde, Felipe II, a instancias de Vespasiano Gonzaga, virrey de Valencia, mandó el reforzamiento de las fortificaciones costeras, incrementando los efectivos militares de acuerdo con las nuevas necesidades. En el año 1.578, al finalizar el mandato del virrey Gonzaga, el dispositivo de defensa costero quedaba finalizado con el castillo-fortín y las cuatro torres vigía de costa, además de la fortificada Isla de Tabarca.

  La fortaleza tiene forma cuadrada, de unos 46 m. de lado por 9 m. de altura y una superficie de 2.116 metros cuadrados. El material empleado en su construcción es fundamentalmente piedra caliza de la sierra de Santa Pola y de algunas fortificaciones del Portus Ilicitanus.

 Presenta dos baluartes  en los ángulos NO. (Baluarte del Duque) y SE. (Baluarte del Rey). Estos elementos son consecuencia de los condicionamientos estratégicos que trajo consigo la utilización de la pólvora, que se comenzó a utilizar en 1.331, ya que el baluarte NO. se utilizó como palacio del duque hasta el siglo XVIII.

Baluarte del Rey

Baluarte del Duque

Interior de la fortaleza

 El acceso principal se abre en el centro de la muralla Oeste, frente al camino que conducía a Elche, ejerciéndose el control hacia el interior del patio de armas a través de una aspillera enfrentada al exterior, eficaz forma utilizada para defender el acceso a los recintos amurallados.

 Aparte existía una puerta de socorro fabricada por sillería encadenada de jambas y dovelas, emplazada en la muralla Norte, junto al torreón del palacio ducal.

 El patio de armas es  cuadrado, de unos 40 x 40 m. y en torno a él se organizaban las viviendas de tres alturas en los lados Norte y Este, y de dos alturas en los lados Oeste y Sur.

 El aljibe se halla en diagonal hacia el patio y su función era recoger el agua de lluvia para el abastecimiento de la fortaleza, siendo muy probable que se trate del aljibe ( aljub) que da nombre a la torre inicial de la fortaleza, y que quedó, posteriormente, integrado en la misma.

 Un elemento arquitectónico de gran interés es la escalera que da acceso a la cubierta, resuelta en sus ángulos con pilastras de tradición gótica. Los lienzos de la terraza se rematan con antepechos de tapial, ordenados para la artillería en el lado sur de la fortaleza.

 Resumiendo, el edificio es una buena muestra del desarrollo técnico de sus constructores que, a base de tapial y mampostería, consiguieron la creación de un sistema defensivo que ha soportado el transcurrir del tiempo. Al finalizar las obras se colocó la artillería en los baluartes, constituyendo los cañones la defensa ante un eventual ataque de barcos corsarios.

Una vez desaparecida la función defensiva, durante el siglo XX el recinto ha servido para funciones de diversa índole, como albergar la Casa Consistorial y el Juzgado de Paz. También ha servido para otros usos, como escuela, pescadería, cuartel de la Guardia Civil y su capilla se ha mantenido usada hasta la construcción de la iglesia parroquial de Santa Pola. Muy recientemente se ha reconstruido el Baluarte del Duque, que fue demolido en 1.872.

Acto en el interior de la fortaleza

Vista panorámica del Castillo de Santa Pola

Cuadro de la época, Fortaleza y el puerto de Santa Pola

Galería fotográfica:

















Visita efectuada el 08-12-19:

































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