martes, 22 de octubre de 2013

Castillo de la Torre Grossa (Xixona) CA-025



Localización:


 El Castillo de Jijona (Xixona, en valenciano),es conocido por el nombre de su vestigio más sobresaliente que ha llegado hasta el presente, la Torre Grossa, que no siendo su torre principal, le da nombre a la fortaleza.

 Esta torre  está situada el norte de la fortificación, que se encuentra en la zona más elevada de la ciudad alicantina de Jijona, famosa por la fabricación de turrones y helados, en la comarca de L´Alacantí.


Localización en Google Maps

Vista del Castillo de la Torre Grossa en Google

 Para llegar hasta el castillo hay dos formas: si venimos desde la localidad de Tibi, nos encontramos la entrada a la fortaleza nada más llegar a la población. Si llegamos a Jijona desde Alicante, hay que seguir las indicaciones que hay en la población para llegar al castillo,o bien buscar la mencionada carretera comarcal hacia Tibi. En ambos casos nos dejará a la entrada. Hay una zona recreativa recientemente restaurada ante la fortaleza que merece la pena visitar.



Castillo de la Torre Grossa (Panorámica)

Localización en el mapa topográfico

Entrada a la fortaleza

Historia:


Panel en la entrada de la fortaleza, con su reconstrucción

 Los orígenes de la población de Jijona son inciertos y existe la posibilidad de que se remontasen a tiempos muy antiguos. No obstante, la primera confirmación de la existencia del asentamiento humano se debe al establecimiento de los límites del obispado de Denia, atribuido al rey Wamba, que cita la población y castillo de Xexona, topónimo que se identifica con la actual Jijona o Xixona.

 El origen del castillo, tal vez anterior a la ocupación árabe, se reconoce como almohade del siglo XII, por su semejanza con los de Tibi o Bañeres de Mariola.

 Jaime I el Conquistador recuperó el castillo y la ciudad en el año 1.258, participando sus habitantes posteriormente en la toma del castillo de Alicante. En 1.337 Jijona ya era una villa y tenía representación en las cortes valencianas de Pedro II. Sería este rey quien realizaría importantes reformas y restauraciones en el castillo sobre el año 1.338.

 Pedro el Cruel lo conquistó en el año 1.364, siendo recuperado más tarde para la corona de Aragón mediante una cuantiosa tropa que en gran parte provenía de las poblaciones vecinas a esta comarca.

 Durante la Guerra de Sucesión, la villa se declaró partidaria del rey Felipe V. En octubre de 1.706 las fuerzas del archiduque Carlos sitiaron el castillo, obligando a sus moradores a la rendición. No obstante, con parte de las fuerzas fieles a Felipe V que habían huido de la fortaleza y algunos refuerzos procedentes de Villena, el castillo fue recuperado nuevamente para la causa borbónica.

 Al finalizar la guerra, y motivado por la fidelidad demostrada por la villa, el rey Felipe V le otorgó diversos privilegios y le dio el título de ciudad. Entre los privilegios se contó con la donación del castillo y sus propiedades al ayuntamiento de la localidad, efectuado en 1.706.

 A partir de aquí, el castillo fue cayendo en sucesivo deshuso, y los habitantes de Jijona aprovecharon sus materiales para la construcción de nuevas viviendas en el auge de la ciudad, quedando en el transcurso de los años en plena ruina.

La Torre Grossa



Escudo de la ciudad de Jijona

Estado actual:



Plano general del Castillo de la Torre Grossa


 Esta fortificación de origen islámico cuenta con un doble recinto amurallado de unos 130 metros de longitud y unos 30-40 metros de anchura máxima, con una superficie aproximada de 5.200 metros cuadrados.

 El primer recinto actuaría a modo de albacar, donde se situarían las dependencias y estancias con función colectiva, que estaban delimitadas por una muralla flanqueada por el macho, denominado Torre Grossa, de sonde toma el nombre la fortaleza islámica, con una planta casi cuadrada de 7 x 7 metros y 16 metros de altura, construida con una fábrica de tapial con cajas de 0,80 metros por 1,20 metros de espesor, que podría contar con dos alturas y cuya base de sustentación es de mampostería irregulartrabada en mortero de cal y arena. La plataforma exterior tiene la traza comparable a otras torres de tapial exentas conservadas en los castillos del Vinalopó (Azuar Ruiz, 2011).

 Sin embargo, trabajos recientes basados en datos castellológicos, documentales y arqueológicos, han permitido resituar la cronología de esta imponente construcción que observamos en la actualidad entre los años 1.258 y el 1.267, es decir, tras la conquista cristiana con la función de reforzar la defensa del castillo y dentro del programa de fortificaciones de la frontera aragonesa con Castilla, pues fue a aquella a quien perteneció tras el Tratado de Almizra en 1.244, entrando en el grupo de fortificaciones que genéricamente se asignan a los denominados como Llaves del Reino, como los de Castalla y Biar, aunque en la actualidad éste se encuentre en la comarca de L´Alacantí.

 Las otras dos torres identificadas en el primer recinto corresponden a las torres de Santa Catalina y la Atalaya, también levantadas en tapial pero que parecen contar con unas bases en talud con factura de sillarejo de vértices redondeados y de marcada degolladura, de fábrica de mampostería, seguramente en pleno siglo XIV (Azuar Ruiz,1985). En esta zona también se localiza un antemural, donde se disponen dos torres más, actuando como defensa avanzada y como estructura que dirige el camino que desembocaría en el acceso al interior del primer recinto, cuyos restos no se han localizado, pero que los estudios recientes consideran que se trataría de una gran puerta, posiblemente en codo, que controlaba el acceso desde la población y defendía el ingreso al castillo (Azuar Ruiz,2011).

 El recinto superior lo compone un edificio de planta rectangular que actúa a modo de alcázar del castillo y que parece que fue erigido en el año 1.306 “... ibi fecieritis seu operatus fueritos alcaçar prope turrim novam maiorem que ibídem est...” (López Elum, 2002), cuando la villa de Xixona se revela por su ubicación estratégica como un importante núcleo de comunicaciones donde es vital mantener “pro seguritate itinerantium transeuntium” (Cabezuelo Pliego, 2007).

 Las excavaciones arqueológicas emprendidas por el padre Belda en los años 40 del siglo XX han ofrecido un excepcional conjunto de cerámicas tardo-andalusíes, con ataifores vidriados, tinajas con decoración estampillada o jarritas con decoración esgrafiada (Azuar Ruiz,2011); así como un buen conjunto de cerámicas feudales de primera época, objeros matálicos de uso militar y agrícola (Ortega Pérez,2011) y objetos de asta de ciervo entre los que destaca una arqueta, actualmente expuesta en el MARQ y que demuestra la existencia de un taller en el interior de la fortaleza almohade ( López Padilla,1997). Todos estos materiales nos ofrecen la imagen de un poblado fortificado de época almohade que cuenta con un recinto inferior estructurado por diferentes viales y estancias, así como casas de dos plantas, dispuestas de forma escalonada y adosadas a la cara interna de la muralla, donde se residía y trabajaba (Azuar Ruiz,2011).

 Con la conquista cristiana, Xixona aparece mencionada como plaza conocida, junto con Biar y Castalla en el Tratado de Almizra de 1.244. En virtud a este pacto, la Corona de Aragón toma posesión de Xixona en el año 1.258, cuando Pelegrí Baldoví consta como señor del Castillo. Baldoví no deja de ser un “milites castri”, un alcaide, un noble de segunda o tercera línea que accede al castillo a través de una enfeudalización condicionada, y decimos condicionada porque Xixona era frontera, y por lo tanto, plaza de realengo, declarada no transferible de forma completa a ningún señor o particular. Pero la Corona necesita que la plaza se consolide y en ciertos puntos de la frontera facilita el ascenso de estos caballeros que obtienen renta a cambio de que defiendan la plaza frente a los enemigos de la Corona.

 En estos momentos es cuando conocemos que el castillo muy posiblemente fuera incendiado, como lo demuestran los restos arqueológicos, permitiendo que la población musulmana residente en el interior de la fortaleza la abandonase, llevándose simplemente sus ropas y objetos personales. Haciendo esta efectiva "tabula rasa", Xixona reinicia la actividad como un "castrum et vila" solo ocupado por cristianos desde 1.278 (Guichard,2001); levantando nuevas defensas como la "Torrem novam Maiorem", que se encontraba en el lado extremo del recinto y que defendía el ingreso al recinto principal, controlando la zona accesible a la fortaleza la construcción del alcázar cerca de la Torre Grossa o el lavantamiento de la Torre de Santa Catalina (Azuar Ruiz,1985).

 Su privilegiada situación, en orientación y altura,  le permitía vigilar toda la llanura que se extiende hacia Alicante capital, y hasta incluso, el cabo de Santa Pola.

 Ha sido restaurado en muy diversas zonas y a lo largo de muy distintas épocas, acciones de las cuales se encuentran restos muy evidentes en la fábrica de la fortaleza.

 Sin duda, y dentro de su estado general de ruina, el Castillo de la Torre Grossa debió ser en sus tiempos una fortaleza de primer orden en la provincia de Alicante. A continuación os ofrecemos un extenso reportaje gráfico del mismo.

Galería fotográfica:







































Visita del 03-09-17:






















11-02-20 Última hora !!: 

Han dado comienzo las obras de rehabilitación de esta fortaleza alicantina. Esperamos con impaciencia ver el resultado de las mismas.....







OBRAS DE RESTAURACION 

Se han llevado a cabo las obras de restauración de esta fortaleza en fechas recientes. Este es el resultado de las mismas:





2 comentarios:

  1. Interesantisima la historia de este castillo. El lugar desde luego merece una visita, pese a estar en ruinas, por otra parte, imponentes. Excelente aporte, gracias.

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