lunes, 14 de abril de 2014

Castillo y Muralla de Aljau (Aspe) CA-269



Localización: 

 El Castillo y las Murallas de Aljau se encuentran situadas en la localidad de Aspe, perteneciente a la comarca alicantina del Vinalopó Mitjá.

Localización en Google Maps

Vista del Castillo de Aljau en Google

 Se encuentra ubicado en la margen izquierda del río Tarafa, en la salida de la localidad hacia Monforte del Cid, cerca de la carretera local al efecto, al lado del Puente del Baño, al que podemos acceder por una senda verde que baja hasta el mismo. Frente a él, se encuentran los restos del castillo y muralla.

Localización en el mapa topográfico

Puente del Baño ( parte superior)

Puente del Baño ( parte inferior, junto al cauce)

 Su recinto, tras las excavaciones efectuadas no hace mucho tiempo, se encuentra vallado, aunque es posible su visita y fotografía. El conjunto ha sido declarado Bien de Interés Cultural por la Consejería de Cultura de la Comunidad Valenciana. Se está a la espera de un proyecto de musealización y visita a este castillo para el año 2.019.

Historia:

 El origen de Aspe podría estar en la antigua Aspis ibérica, que estaba situada en el actual emplazamiento de la otra fortaleza de la localidad, el Castillo del Río. En el siglo XIII la población se trasladó a la actual situación de la localidad, ya que aquella se encontraba distante de la misma, al ser abandonada definitivamente la fortaleza.

 Los musulmanes crearon una nueva medina en la actual Aspe, creando una pequeña fortaleza que daría lugar al actual castillo de Aljau. El lugar fue conquistado en el año 1.265 por el infante Pedro, el cual lo cedió al rey Alfonso X el Sabio.

 Por un breve periodo de tiempo perteneció a la casa del Infante Juan Manuel y al Marquesado de Villena, hasta que, durante las guerras con Castilla, fue ocupada por los aragoneses hacia el año 1.296, confiando su custodia al rais de Crevillente.

 En virtud de la sentencia de Torrellas del año 1.304, Aspe quedó definitivamente incorporada al reino de Valencia y conoció diversos señores pertenecientes a la Casa Real, hasta que, finalmente, a finales del siglo XV pasó a manos del Condado de Cocentaina.

 El origen de este castillo se retrotrae al conflictivo siglo XIV, una vez que la villa de Aspe ya forma parte de la corona de Aragón (1.304), tras pasar por manos castellanas. La fragilidad defensiva de Aspe se puso de manifiesto en la Guerra de los Dos Pedros ( Pedro I de Castilla y Pedro IV de Aragón, entre 1.356 y 1.369), ya que dicha población carecía de un recinto debidamente amurallado.

 Esto pudo provocar que a lo largo del último tercio del siglo XIV se construyeran dos pequeños recintos defensivos: uno, al norte de la población, el Castillo de Aljau, que servía para proteger del acceso a Aspe por el Puente del Baño desde Novelda y que le unía al corredor del Vinalopó.

 El otro, denominado Castillo del Calvario, se localizaba a poniente de Aspe, en el inicio de la actual calle Castelar, y servía para la defensa de los posibles ataques que provenían de Crevillente, Elche y Orihuela. De él no quedan restos en la actualidad.

  Con la expulsión de los moriscos decretada por el rey Felipe III en al año 1.609, la población quedó muy mermada, casi se puede decir que deshabitada, por lo que el Marqués de Elx ordenó carta puebla para la población de Aspe y trajo a 157 repobladores cristianos, en especial catalanes y mallorquines.

 Poco a poco, la fortaleza fue desmantelada para aprovechar su sillería para la construcción de las nuevas viviendas cristianas, así como lo hicieron con los restos del Castillo del Río, por lo que muchas de sus murallas y construcciones interiores han desaparecido desde entonces, quedando solamente los restos actuales de ambas fortalezas.

 El descubrimiento de este Castillo de Aljau ha supuesto un hito en la Arqueología Medieval Alicantina, y uno de los pasos para su futura puesta en valor ha sido la construcción de un muro de hormigón y piedras que lo protege de las aguas del río Tarafa, confiriéndole una mayor estabilidad a la torre circular que sobresale hacia su cauce.





Escudo de la población Aspe

 Los tres castillos que aparecen en el escudo de la ciudad, hacen referencia a los tres que existieron a lo largo de su historia: El Castillo del Río, El Castillo de Aljau y el Castillo del Calvario.

 Estado actual:

 El Castillo de Aljau es una fortificación amurallada y medieval de la segunda mitad del siglo XIV que, junto al desaparecido Castillo del Calvario, la otra fortificación urbana de Aspe, constituyeron las dos fortificaciones de la villa para superar la fragilidad defensiva medieval que presentaba la población.


Plano actual de las excavaciones en el Castillo de Aljau

 La atalaya estaba unida a un arrabal donde estaban establecidos los moriscos, perdurando como tal medina durante los siglos XV y XVI, hasta que a primeros del siglo XVII, con la expulsión, se llegaría al abandono del barrio mudéjar-morisco y de la fortaleza.

 Tras las recientes excavaciones tras su búsqueda, un grupo local de arqueólogos jóvenes pudieron, por fín, sacar a la luz los restos de la misma que han perdurado desde entonces.

 Su fábrica es enteramente de sillares, tal y como quedó tras su remodelación por los cristianos, aunque en sus dependencias interiores se ven restos de mampostería regular, en las que se han hallado numerosos restos de cerámica, tanto mudéjar como cristiana, así como infinidad de utensilios de la época.

 Los trabajos de investigación de los arqueólogos se han publicado en un libro que fue presentado en Diciembre de 1.013 en las dependencias del Teatro Wagner de la localidad de Aspe, en el que se detalla minuciosamente lo allí estudiado tras la aparición de los restos de la fortaleza. Estos trabajos todavía continuarán, toda vez que hay mucha zona por excavar y a buen seguro seguirán los descubrimientos de esta importante fortaleza de la provincia.

 La localización de una parte del recinto fortificado bajomedieval cristiano y un asentamiento anexo, ha hecho que se estimara la apertura de la calle Castillo sobre este yacimiento y declararlo Bien de Interés Cultural (B.I.C.).

 El recinto fortificado se caracteriza por ser un recinto interior de forma cuadrangular compuesto por muros de tapial, rodeado por otra línea de muralla con una torre y cubo en mampostería. La torre circular, que se conserva prácticamente destruida, está localizada en la margen izquierda del río Tarafa y se halla unida por un lienzo de muralla a otra torre en forma de cubo, pero de planta también circular. El lienzo exterior presenta un pequeño “alambor” o talud, para darle más consistencia a la fábrica.

 La entrada a la fortaleza se realizaría por medio de un acceso en codo. Este acceso conserva un umbral en mampostería y dos pilares de ladrillo adosados al lienzo de la muralla, que conformarían un arco, hoy perdido.

 El pasillo existente en el acceso rodearía la fortaleza, dejando al exterior la muralla y torres de mampostería, y al interior un recinto cuagrangular, o albacar, con muros perpendiculares entre sí, que tendrían un alzado en fábrica de tapial.

 Al oeste de la fortificación se ha localizado un asentamiento anexo en el que destaca una vivienda con estancias comunicadas entre sí, construidas con muros de mampostería y yeso. Una de las estancias presenta un lar, y otra una zona dedicada a almacén. En la fase de sondeos aparecieron también un horno y una gran estancia pavimentada.

 La liza comienza con una rampa de acceso que se realiza por medio de un ingreso en codo que aún conserva el umbral en mampostería y dos pilares de ladrillo adosados a los lienzos de la muralla, que conformarían un arco, hoy perdido. Este complejo sistema de acceso estaba claramente dirigido a convertir cada vano, cada pasillo y cada lienzo del edificio en una defensa compartimentada e independiente que detenga, retarde y acabe por disuadir a los posibles enemigos de realizar la invasión de la fortaleza.

 El recorrido de la liza finaliza en el recinto interior, de planta cuadrangular con muros perpendiculares entre sí. Ambos muros conservan una longitud de unos 9 y 12 metros y una anchura de 1,10 metros, pero no están completos, ya que el muro paralelo al margen del río está visiblemente cortado, probablemente por las construcciones contemporáneas y las riadas históricas del río Tarafa.

 La altura conservada de estos muros ronda entre 1,20 y 1,40 metros, con lo que nos encontramos ante un edificio de grandes dimensiones, posiblemente una "domus maior", una fortificación de planta cuadrangular con torres en las esquinas y patio central, construida en la segunda mitad del siglo XIV, en el contexto de las medidas adoptadas para protegerse de los ataques aragoneses acaecidos en el conflicto entre las coronas de Castilla y Aragón, conocido como la Guerra de los Dos Pedros. En estos momentos, Aspe era una zona de frontera, y or tanto, plaza de realengo, unida indivisiblemente a la Corona y no transferible de forma completa a ningún señor o particular.

 En definitiva, nos hallamos ante una fortaleza medieval en llano, junto a un asentamiento anexo, todo ello datable entre los siglos XIV y XV y, que incluso, llegó a pervivir a lo largo del siglo XVI.



Recreación del Castillo de Aljau

Galería fotográfica:



























Visita del día 17 -11- 2.017:













Actualización al 20-05-20:


A esta fecha han acabado los trabajos de adecuación y rehabilitación del espacio que ocupa el antiguo Castillo de Aljau, poniendo en valor el lugar para ser visitado de forma guiada por técnicos del Museo Arqueológico y Etnológico de la población de Aspe (Alicante). 

Podéis contactar con el mismo para concertar una visita guiada.



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