lunes, 11 de agosto de 2014

Baluartes de Tabarca (Alicante) CA-338



Localización:

 Los Baluartes de Tabarca se localizan en la isla del mismo nombre situada frente a la costa de Santa Pola, frente al faro, y de la que el geógrafo árabe Al-Idrisi (siglo XII), dijo: “…en las inmediaciones de Laqant (Alicante) se encuentra la isla Ablanasa ( Tabarca), frente al cabo al- Nadur (Santa Pola) a una milla de distancia a la costa, puerto excelente donde se ocultan los navíos de los enemigos…”.

 Forman parte integrante de las Murallas de Tabarca, aunque son unas construcciones que se consideran distintas a ella, ya que se tratan de unas fortificaciónes militares que nada tienen que ver con la muralla propiamente dicha. Están situado en la parte sur de la isla, junto a los acantilados que forman la Cueva del Llop Marí (Lobo Marino), y a su derecha e izquierda.


Localización en Google Maps

Vista de los Baluartes de Tabarca en Google

 La mejor forma de llegar a la isla es por mediación de las motonaves que parten de los puertos de Santa Pola o Alicante. En el primer caso, la travesía tarda una media hora hasta la isla, y en el segundo unas dos horas, atravesando el Cabo de Santa Pola en dirección a la isla.


Localización en el mapa topográfico

 Historia:

 La población de la isla está documentado que procede de un grupo de cautivos de origen italiano, que llegaron a ella a lo largo del siglo XVIII, cuando fueron liberados de los moros que los tenían cautivos en la isla tunecina de Tabarka. En España encontraron asilo político y fueron enviados a colonizar la isla, donde se dedicaron principalmente a la pesca.

 No es difícil adivinar que la mayoría de los habitantes actuales de la isla son los descendientes de estas familias de refugiados y no hay más que preguntar por sus apellidos para averiguarlo.

 Además del recinto amurallado, existe también la Torre de San José que pertenece al sistema defensivo de la isla. Las murallas están totalmente construidas de bloques  de arenisca procedente de La Cantera, parte occidental de la isla, en la que todavía se observan los trabajos de cantería efectuados allí para la elaboración de los sillares que constituyen la fábrica de la muralla.

 La construcción del recinto amurallado data del siglo XVIII y es lo que queda de la ciudadela construida por los habitantes de la isla para resistir los continuos ataques de los piratas berberiscos. En su interior se ubicaba el denominado Castell de Tabarka, del que nada queda, ya que sus cimientos fueron empleados para construir la actual iglesia parroquial. Dicho castillo, remodelado en el siglo XVIII, estaba constituido por un torreón central de planta cuadrada, con un patio interior y una zona subamurallada que contenía el resto de dependencias anexas al mismo, con garitones en los ángulos del lienzo de las murallas del castillo. Debido a su estado de abandono, a finales del siglo XIX fue remodelado y convertido en la Iglesia Parroquial.

 El recinto amurallado exterior está dotado de diversas puertas de entrada, algunas en perfecto estado de conservación, así como de otros elementos defensivos, tales como garitas, aspilleras y dependencias subterráneas anexas a las citadas murallas de la isla.

 Uno de estos elementos integrantes de la arquitectura militar de la edificación lo constituyen los baluartes, en número de tres y al sur de la isla.

Escudo de la ciudad de Alicante

Estado actual:

 Los escasos restos arqueológicos testimonian una antigüedad de la isla, para sus primeros pobladores, en la época romana y la documentación escrita menciona la construcción de una torre o “castell” en la baja edad media, presumiblemente donde hoy se encuentra la iglesia parroquial de la isla.

 Desde la Baja Edad Media hasta el siglo XVI, la isla fue refugio de piratas y berberiscos, dado que la isla se encontraba deshabitada. Desde aquí, los piratas realizaban sus escaramuzas a la costa para el saqueo y toma de rehenes, que después enviaban a Argel cautivos. Durante la segunda mitad del siglo XVII, la isla fue rescatada de manos berberiscas, pasando a la corona.

  El asentamiento más estable en la isla arranca con la fundación de la villa de Nueva Tabarka en el siglo XVIII. La ciudad, como todas aquellas de nueva planta, fue diseñada en su totalidad, desde sus murallas hasta sus calles y plazas, la iglesia y el palacio del Gobernador, así como con todos los elementos para la vida económica: puerto, era, horno de pan, horno de cal, aljibe, etc.

 Hoy en día, aunque algo deteriorado, podemos observar el diseño de una ciudad borbónica. El recinto amurallado se adapta a la topografía y perímetro del brazo occidental de la isla, sus murallas son de sillería de gran formato, con ángulos matados y desarrollo horizontal, definida su altura por una moldura de medio bocel y rematada en cañoneras, cuya estructura y anchura permiten emplazar en su interior almacenes, depósitos, etc.

 Las puertas de la ciudadela se disponen en un eje E-O, denominándose, en este orden, San Rafael y San Gabriel, y una tercera, en su fachada Norte, que daba a un pequeño astillero, llamada de San Miguel. Todas ellas son de sillería con falsas columnas almohadilladas y pilastras, al estilo neoclásico, con arco apainelado y cuerpo de guardia en su interior.

 Exceptuando la de San Miguel, que en su friso portaba el escudo de los Borbones, a las otras les falta el remate o entablamiento; asimismo, sólo la puerta de San Gabriel sustenta la inscripción “CAROLVS III, HISPANIARUM REX, FECIT, EDIFICAVIT”. En los planos originales estaban previstos revellines defendiendo los ingresos, pero sólo llegó a medio edificarse el de la puerta de San Miguel.

 En el año 1.760, durante el reinado de Carlos III, comenzaron las obras bajo la dirección del gobernador de Alicante, Guillermo de Baillencourt y, diez años después, cuando comenzaron a recibirse los primeros cautivos redimidos, todavía se estaban realizando obras bajo la dirección del coronel de Infantería Fernando Méndez, autor del proyecto.

 La ciudad planificada no llegó a concluirse nunca y en la actualidad se están realizando constantes restauraciones y consolidaciones, para mantenerla en su estado más original; ello permite, durante su visita, retrotraernos casi al siglo XVIII y disfrutar de la contemplación de una ciudad neoclásica, en el estado más puro.

 En 1.760 se plantearon las primeras propuestas de fortificación de la isla. Fue F. Menéndez quien proyectó un trazado completo de la construcción defensiva con fines militares, así como para proteger y albergar a los italianos genoveses rescatados por el rey Carlos III a los piratas tunecinos.

Plano de los baluartes de la Isla de Tabarca

 Los diferentes baluartes estructuran el recinto, así como su revellín. Dicho recinto, se abre con tres puertas: la de San Miguel ( también llamada Puerta de Alicante) al Norte; la Puerta de Levante, en esta situación, y la Puerta Trancada o puerta Sur. Fuera de este recinto se proyectó la Torre de San José.

 El eje principal, de Este a Oeste, de mayor longitud, configura la calle Mayor, desde la Puerta de Levante y se constituye como el eje funcional de la fortificación del recinto amurallado. Sobre el centro poblacional se encuentra el eje Norte-Sur, que cruza al anterior en la plaza Mayor Carolina.

 Todo el recinto amurallado es visitable, y las puertas de acceso dan a unas zonas de baño espléndidas, por lo que tienen, además de un marcado interés cultural, un gran interés turístico, ya que son miles y miles los visitantes que cada año se acercan a esta isla privilegiada del litoral alicantino.

 Los baluartes de la ciudad amurallada están constituidos por tres piezas triangulares, separadas entre sí, en el flanco sur de la isla, ya que es por éste  por donde se suponía que vendrían los ataques de los piratas berberiscos, arriba del acantilado de la Cala del Llop Marí, como hemos apuntado anteriormente.

 La diferencia entre los baluartes y la muralla propiamente dicha está en los refuerzos de que se dotan aquellos, que suelen ser de sillería más grande para aguantar mejor los ataques. Son los baluartes las piezas clave de la resistencia ante el enemigo, ya que en ellos se apostaban normalmente las tropas para repeler su ataque.

Galería Fotográfica:











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