lunes, 7 de abril de 2014

Castillo El Vell (Ibi) CA-134



Localización: 


 El Castillo El Vell, llamado también Castillo Viejo, se encuentra situado a las afueras de la ciudad de Ibi, conocida por sus industrias del juguete, en la comarca alicantina de L´Alcoià.

Localización en Google Maps

Vista de los restos del Castillo El Vell en Google

 Se ubica en el llamado Barranco Los Molinos, situado al norte de la población, a la derecha de la antigua carretera Ibi- Bañeres, en las estribaciones de la sierra de Menechaor. A la salida de la población hacia Bañeres, hay una curva pronunciada  con una finca en la misma. A escasos 200 metros tras ella el norte están los restos del castillo.

Barranco de los Molinos

 Precisamente la parte septentrional de esta sierra se conoce como El Carrascal de Alcoy, donde se encuentra el famoso Santuario de la Font Roja. Cogiendo la carretera que se dirige hacia Bañeres, hay un camino forestal que se adentra en el mencionado barranco. En una curva citada está la entrada al barranco y pasaremos por el Molino de la Tía Roseta. Seguimos el camino hasta dar con las ruinas del castillo.


Molino de la Tia Roseta

Localización en el mapa topográfico

Historia:

 El origen de la ciudad de Ibi es la de un asentamiento romano del siglo II, pues algunos descubrimientos arqueológicos efectuados en la ciudad así lo ponen de manifiesto.

 Pero el esplendor de esta domus romana no llegó a alcanzar sus cotas más altas hasta la dominación árabe tras la invasión de la comarca, donde instalaron una medina islámica, y consecuentemente, la fortaleza en el cerro de Santa Lucía, el Castell Roig, para su salvaguarda. También fue construida otra fortaleza en el camino que llevaba hasta Alcoy más al norte de la alquería, en el paraje conocido como Barranco de los Molinos, conocido como Castell Vell, anterior al citado.

 En los tiempos de la reconquista, la alquería pertenecía a Sib Abú Said, cuya hija, llamada Alda, estaba casada con Ximén Pérez de Arenós, a los cuales cedió el señorío una vez tomado el territorio por el rey Jaime I, hacia el año 1.248.

 Tiempo después, a petición del propio rey Jaime I, las posesiones de Ibi fueron canjeadas al mismo por Ximén Pérez Arenós, quedando todo el territorio en poder real.

 En el año 1.286, Alfonso III procedió a donar las posesiones a Pedro de Montagut, pero años más tarde pasaría de nuevo a la corona. Posteriormente, el castillo intervendría, en mayor o menor medida, en los avatares bélicos de los siglos posteriores.

 En julio de 1.812, en la Batalla de Castalla, las fuerzas del general Roche causaron importantes bajas a los franceses, llegando a tomar el castillo y la ciudad, en poder de los franceses. Por ello también es conocido el castillo, en honor al general que lo conquistó para la corona. No obstante, con el posterior desarrollo de la batalla, sus tropas tuvieron que retirarse hacia Alicante.

 El castillo fue perdiendo protagonismo hasta caer en completo abandono. A finales del siglo XIX, se construyó la actual ermita sobre sus ruinas.




Escudo de la ciudad de Ibi

Estado actual:

 Remontando el pronunciado desfiladero que forma el Barranco Los Molinos, y en una posición que lo domina, se localizan los escasísimos restos de este castillo.

 Existe muy poca documentación acerca de él, pero se tiene la certeza absoluta de que trata de una fortaleza árabe, al igual que el Castillo El Roig, y presumiblemente anterior  a él en su construcción.

 Las referencias más concretas son algunas vagas nominaciones durante la época de la reconquista, en la que, en los anales de las misma, se habla de la toma de “dos castillos” en la medina de Ibi. De hecho, permanece en el casi más completo olvido hasta para los habitantes de la localidad, habiendo contribuido a ello su poca relevancia en la historia de Ibi; lo inaccesible y abrupto de su entorno y la lejanía respecto al núcleo de población.

 Debió ser un castillo de pequeñas dimensiones, del que hoy apenas quedan algunos restos esparcidos por la ladera del monte donde se encuentra.

 Su localización no es fácil, ya que incluso los restos son poco visibles por la poca entidad que tienen, reduciéndose a algunos escasos restos del basamento de sus murallas. Sin embargo, el hermoso emplazamiento natural donde fue construido, es digno de ser visitado.


 Por las partes norte y oeste es inaccesible, pues ambos lados son caídas verticales de considerable altura. Su parte izquierda tiene una empinada pendiente de difícil acceso, por lo que sólo por su frente es atacable, aunque con acusado desnivel.

 Aquí se encuentra la muralla que defendía la fortaleza, de tipo menor, de la que todavía quedan algunos restos apreciables. Se trata de un lienzo de varios metros de longitud y bastante altura, que han permitido levantar planos del perímetro exterior.

 Su fábrica es de mampostería, de piedras dispuestas en hilera, típica de la arquitectura árabe. Adosada a la muralla queda la base de una torre cuadrada de unos 4 metros de altura, construida con los mismos materiales que la muralla.

 En la zona fueron encontrados numerosos restos de cerámica árabe, en arcilla tosca y decorada con esmaltes verde, rojo y azul. Tambien se encontraron diversos objetos de hierro. Todo ello fue datado a finales del siglo XII y comienzos del XIII, época en que seguramente fue construida la fortaleza, cuya función era estratégica y militar, pues su cometido era defender y vigilar el barranco del paso de tropas y gentes hacia la canal de Alcoy.


Galería fotográfica:















Foto: Enric Valor

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