Localización:
La Torre de la Pólvora se encuentra en la ciudad de Alicante, capital provincial y de la comarca alicantina de L´Alacantí.
Localización en Google Maps
Localización de la Torre de la Pólvora en Google
La Torre de la Pólvora se encuentra en la Plaza del Puente de la capital alicantina, muy cerca de la Muralla del Paseíto Ramiro y de la Muralla de Puerta Ferrisa, todos ellos pertenecientes al recinto amurallado de la ciudad de Alicante. Se ubica muy cerca de la playa del Postiguet.
Localización en el mapa topográfico
Historia:
Los orígenes de Alicante se centran en el asentamiento de L´Illeta de Campello, primer vestigio de poblamiento íbero en la comarca de Alicante, según se desprende de las actuaciones arqueológicas efectuadas. Con la dominación romana, se crea lo que sería el fundamento de Alicante, Lucentum, en el Tossal de Manises (La Albufereta, Alicante)
Con la dominación romana, los pobladores “romanizados” se trasladan en el siglo III d.C. a lo que en la actualidad es el barrio alicantino de Benalúa, donde se han encontrado restos de los primeros asentamientos acaecidos en la misma capital alicantina. Posteriormente, tras la dominación árabe, los conquistadores construyeron la “Medina Al- Laquant”, seguro origen del nombre de Alicante.
Sus orígenes, por tanto, son árabes, ya que la medina islámica se formó alrededor del Benacantil, y la fortaleza musulmana se construyó en la cumbre del mismo. Posteriormente, distintas fases de construcción delatan sus ampliaciones dada su creciente importancia como plaza fuerte del Islam.
Inicialmente el poblado árabe, en las laderas de la montaña, se fue dotando de distintas fortificaciones, hasta que el castillo y la medina se ampliaron por toda la montaña. Posteriormente, las fuerzas cristianas, una vez reconquistado, siguieron su ampliación, incorporando a sus cimientos nuevas murallas, torres y recintos fortificados.
Durante la reconquista, la ciudad y su fortaleza fueron rendidos por las tropas almohades al infante castellano Alfonso, primogénito del rey Fernando III. En los años posteriores, y en los confusos pactos y hechos de armas que relacionaron musulmanes, castellanos y aragoneses, la plaza se sublevó y de nuevo tuvo que tomarla por las armas en aún infante Alfonso. Tal conquista se consolidó el 4 de noviembre de 1.248, festividad de Santa Bárbara, de la que tomó su nombre en conmemoración del tal efeméride, cuando el castillo al fin pasó a manos cristianas, aunque no estaría definitivamente en poder castellano pues en el el año 1.261, siendo ya rey Alfonso X el Sabio, la rebelión musulmana tomó de nuevo la fortaleza, extendiéndose la sublevación a otros territorios limítrofes.
Debería ser Jaime I quien, en esta ocasión, recuperase para los reinos cristianos la plaza, sofocando así la rebelión musulmana, y en los Pactos de 1.304, acordados entre el rey Dionisio de Portugal, el infante Juan de Castilla y el obispo de Zaragoza, los territorios de L´Alacantí se incorporaron al Reino de Valencia.
Durante la contienda militar mantenida entre Pedro de Aragón y Valencia, y Pedro de Castilla (denominada Guerra de los Dos Pedros), el castillo de Santa Bárbara estuvo en manos castellanas y aragonesas de forma alternativa. Finalmente, al abandonarlo las fuerzas castellanas en 1.366, el castillo se encontraba en estado ruinoso.
A principios del siglo XV, el rey Martín el Humano acometió nuevas obras de recuperación del Castillo de Santa Bárbara. En los inicios del siglo XVI, la irrupción de la artillería, sus usos y estrategias, eran un hecho consumado, y en castillo se adaptaron las nuevas innovaciones de forma temprana.
Durante el reinado de Carlos I se reiniciaron nuevas obras de fortificación del castilloo, y existe la constancia documental del envío, a mediados del siglo XVI, de doce cañones con destino al mismo. En esta misma época, y dada la gran envergadura de la fortaleza, se le incorporaron nuevas edificaciones que aseguraban la posibilidad de mantener una fuerza armada de unos diez mil hombres.
En el siglo XVI serían muchas las escaramuzas y batallas que se librarían desde Santa Bárbara contra las incursiones piratas. Éstas provenían de los corsarios berberiscos y conducirían a que el rey Felipe II ordenase nuevas y más potentes fortificaciones en el castillo. Los ingenieros franceses e italianos desarrollaron nuevas técnicas de defensa y fortificación adaptadas al uso artillero, y por ello el rey encargó a los ingenieros italianos Fratín y Antonelli el proyecto de reconstrucción y adaptación del castillo, edificándose nuevos fortines, fosos, murallas, torreones, etc., destinados a utilizar y resistir más eficazmente la guerra apoyada en la artillería.
A mediados del siglo XVII se acometieron otras reformas y se le volvió a incorporar más capacidad de fuego artillero. En 1.691, el castillo sufrió una de sus mayores pruebas de fuego, cuando una escuadra del rey francés Luis XIV puso sitio a la ciudad. Ante la negativa de rendición, se inició el asalto y consecuente duelo artillero entre las fuerzas navales atacantes y las fuerzas resistentes de la fortaleza. El sitio duró una semana y el castillo sufrió serios daños, finalizando el asedio con el abandono de la fuerza francesa ante la llegada de las fuerzas navales españolas que acudían en apoyo a la ciudad.
Durante la Guerra de Sucesión, la fortaleza estuvo continuamente asediada, relatándose tres importes acciones de armas en pocos años: la primera, en Agosto de 1.705 en la que las tropas de Felipe V rechazaron el asalto de las fuerzas del archiduque Carlos. La segunda, el 9 de enero de 1.706, en que las tropas del archiduque volvieron a intentar la rendición de la fortaleza sin éxito. Finalmente, el 8 de julio de ese año, las fuerzas del archiduque iniciaron un largo asedio por tierra y por mar, que concluyó con la toma de la fortaleza el 6 de septiembre. Fue ésta una de las épocas de más protagonismo del Castillo de Santa Bárbara.
Durante la Guerra de Sucesión, la fortaleza estuvo continuamente asediada, relatándose tres importes acciones de armas en pocos años: la primera, en Agosto de 1.705 en la que las tropas de Felipe V rechazaron el asalto de las fuerzas del archiduque Carlos. La segunda, el 9 de enero de 1.706, en que las tropas del archiduque volvieron a intentar la rendición de la fortaleza sin éxito. Finalmente, el 8 de julio de ese año, las fuerzas del archiduque iniciaron un largo asedio por tierra y por mar, que concluyó con la toma de la fortaleza el 6 de septiembre. Fue ésta una de las épocas de más protagonismo del Castillo de Santa Bárbara.
A pesar del fracaso en la Batalla de Almansa, la fortaleza quedó en poder de los aliados hasta bien entrado el año 1.708. A principios de diciembre de este año, las tropas de Felipe V sitiaron la ciudad de Alicante, consiguiendo su rendición en la mañana del día 7 de ese mes. Sucumbió la ciudad, pero no su castillo, que, bien defendido y con numerosa tropa, resistió el asalto.
El carácter probado de la inexpugnabilidad de Santa Bárbara obligó a las tropas borbónicas a plantearse otras alternativas, decidiéndose por la voladura de la fortaleza. Aquí se inicia una de las más épicas gestas militares libradas en este castillo. El general francés D´Ansfeld ordenó la preparación de una mina a una profundidad de veinte metros y casi cien mil libras de pólvora. Con esta evidente amenaza se conminó a los defensores su inmediata rendición y, ante la negativa de éstos, se decidió la voladura en los últimos días de febrero o los primeros de marzo de 1.709.
La explosión destruyó una gran parte de la fortaleza, y las grandes rocas desprendidas y lanzadas por los aires, ocasionaron importantes daños en la fortaleza y la ciudad, siendo muy numerosas las bajas humanas entre la oficialidad y la tropa resistentes. No obstante, los defensores, en número superior al medio millar, no se rindieron hasta mediados de abril, momento en que las circunstancias eran sumamente precarias. Tras la rendición, las fuerzas aliadas abandonaron la fortaleza con honores y desfilando ante la formación de las tropas borbónicas asaltantes.
Escudo de la ciudad de Alicante
Estado actual:
Se trata de una de las edificaciones más antiguas de la ciudad de Alicante de la que, tan sólo, se conserva su base poligonal con unas pocas hiladas de su sillería original, de la cual se desconoce cual pudo ser su forma original así como cual era su función. Los cronistas coinciden en que se trataba de una obra originariamente de fábrica romana, en la que un par de toros labrados la coronaban.
Posteriormente, en la época medieval ( sobre el siglo XIV) fue restaurada con fines defensivos aprovechando la construcción medieval de las murallas de la ciudad vieja, siendo con seguridad una de las torres barbacanas que guardaban la Puerta Ferrisa de entrada al recinto murado de la ciudad, asentada sobre roca con su lado suroeste hacia la ladera del monte Benacantil, alcanzando en esta cara extramuros su mayor alzado visto, desconociéndose la altura que tenía en ese momento.
Es de planta cuadrada, y su perímetro se forma por cuatro lienzos de mampostería con refuerzos de sillería. Con el tiempo pasaría a desempeñar funciones de almacenaje y explosivos, de ahí que fuera conocida por el vulgo como "torre de la pólvora". Sus únicos vestigios actuales se encuentran en la llamada Plaza del Puente que se encuentra muy próxima a la Puerta Ferrisa y a la Iglesia Parroquial Fortificada de Santa María.
Las excavaciones realizadas en ella permitieron conocer la geometría de la torre con bastante exactitud, ayudando así a su reconstrucción, que comenzó con la limpieza del entorno de la torre, la demolición de los muros añadidos con posterioridad a su desuso, lo que permitió una exhaustiva excavación de este bien, recuperándose la roca madre donde se asentaba la torre y la muralla circundante, y se procedió a la limpieza de la mampostería y la sillería.
Posterormente se reconstruyó con un añadido de materiales diferentes (mármol Rojo Alicante procedente de las canteras de La Romana, Alicante) siguiendo la documentación histórica y arqueológica. A suvez, la intervención se caracteriza por la reconstrucción de la muralla con un material moderno, de las que casi no quedaba material coetáneo a su fábrica. Por último, se conservaron los restos de un antiguo cuerpo adosado que contiene marcas lapidarias típicas del gótico.
Las alturas de la torre y la muralla se han hecho coincidir con las recogidas en la documentación histórica conservada del siglo XVIII, aunque seguramente serían aún mayores, lo que ha opermitido recuperar y poner en valor este bien patrimonial alicantino y su entorno, incorporándolo al itinerario del conjunto de elementos históricos del entorno, como el Castillo de Santa Bárbara, la Puerta Ferrisa y las Murallas del Benacantil, ofreciendo así una visión cada vez más completa de lo que fue el conjunto amurallado de la ciudad de Alicante.
Galería fotográfica:
Primeros restos de la Torre de la Pólvora
Panel informativo en la Torre de la Pólvora
Visita del 26-06-19: