Localización:
El
Poblado Amurallado del Cabezo Pardo se encuentra situado en la
localidad de San Isidro (San Isidro de Albatera, antes de 1.993), y es un municipio de la provincia de Alicante, situado al Sur de la misma, en la comarca del Baix Segura.
Localización en Google Maps
Vista del Poblado de Cabezo Pardo en Google
El yacimiento del poblado se encuentra al sur de la población, en una pequeña loma llamada Cabezo Pardo, donde en su cumbre se encuentran los restos del mismo. Para llegar a él, tomar la salida de San Isidro hacia la población de Catral, y en la rotonda tomar un pequeño camino que nos deja a los pies del cerro en un par de minutos.
Localización en el mapa topográfico
Población de San Isidro desde el Cabezo Pardo
Historia:
La historia de la localidad de San Isidro es dependiente de la historia de las localidades próximas a ella: Albatera, Catral, Callosa de Segura y, especialmente, Orihuela por estar arraigada a la kura de Tudmir a partir del siglo VI d.C.
El yacimiento del Cabezo Pardo, y en extensión todo el conjunto de los Cabezos de los Ojales ( incluido el Cabezo de las Fuentes), ha sido identificado como un poblado de la Edad del Bronce, de época argárica, cuyo alzado estuvo rodeado de una pequeña muralla defensiva de unos 0,70 m. de anchura, de la que todavía pueden observarse los restos de algunos lienzos de la primitiva muralla argárica, como sucede en los adyacentes emplazamientos de los Cabezos de los Ojales, muy próximos al que nos ocupa.
Posteriormente, se trató de un asentamiento de nueva fundación tras la conquista romana del territorio, del que apenas quedan restos, con un marcado carácter agrícola, vinculado a la zona de influencia cercana de la población de Rojales y también de la zona de influencia de la antigua Auriola romana, de la que apenas dista 12 km.
Con la llegada del Islam a estas tierras durante la dominación visigoda de la kura de Tudmir, el yacimiento fue utilizado por los árabes para fundar una alquería que formó parte de la dote de la hija del noble visigodo Teodomiro, al ser ésta casada con un miembro del ejército imperial de Oriente, el yundí Abd al-Yabbar ben Nadir, llegado al territorio de Tudmir a mediados del siglo VIII d.C.
Durante la Guerra civil española de 1.936 y los años de postguerra, San Isidro tuvo en su término municipal el conocido y temido "Campo de Concentración de Albatera" donde las tropas nacionales mantuvieron en prisión a muchos integrantes del ejército republicano, donde se realizaron juicios sumarísimos y muchos fusilamientos.
En el año 1.993, la localidad se segregó de la población de Albatera, de la que dependía como pedanía de la misma, creándose el nuevo municipio de San Isidro en la provincia de Alicante.
Escudo de la población de San Isidro
Estado actual:
Planta general del yacimiento
El yacimiento de Cabezo Pardo se encuentra emplazado a 590 m. s.n.m., sobre una elevación destacada, el Cabezo Pardo, del conjunto conocido como los Cabezos de los Ojales , topónimo sin lugar a dudas derivado de los diversos manantiales conocidos en el paraje desde la antigüedad y algunos activos hasta hace poco tiempo, por cuyas cimas discurre actualmente la divisoria de los términos municipales de San Isidro y la Granja de Rocamora.
Su reconocimiento como yacimiento arqueológico se remonta a los primeros años del siglo XX, cuando el arqueólogo L. Siret llevó a cabo excavaciones en el emplazamiento, encontrándose materiales adscritos a la Edad del Bronce de la etapa argárica (II milenio a.C.) en las capas inferiores del yacimiento, mientras que en las superiores se hallaron materiales de época emiral de los siglos VIII y IX d.C., compuestos por objetos cerámicos, líticos, óseos y malacológicos, que en la actualidad forman la llamada "colección Siret" que se custodia y conserva en el Museo Arqueológico Nacional en Madrid. En el periodo argárico, la ocupación del poblado se estima que estaría comprendida entre los años 1.900 a.C. hasta el 1.500 a.C.
Por lo que respecta a la ocupación prehistórica, la excavación en la zona meridional del cerro ha permitido el registro de varias unidades habitacionales, con sus respectivos pavimentos, de las cuales no se ha hallado ninguna unidad habitacional completa, si bien aparecen de forma nítida los diversos tramos de muros de mamposterí asociados a ellas. Se han encontrado estructuras que se interpretan como áreas de almacenamiento para vasijas y recipientes cerámicos, así como hogares de forma circular, elaborados con barro, en los que se encuentran muchos restos de cenizas y señales de rubefacción. Los muros exteriores de la viviendas coincidirían con el muro perimetral del poblado, es decir, con su muralla exterior, de la que se conservan todavía distintos lienzos.
La única sepultura hallada corresponde a una sepultura doble que contenía dos esqueletos correspondientes a dos indivíduos enterrados allí de forma sucesiva, y como corresponde a muchas tumbas argáricas, se trata, según el estudio antropológico efectuado, de un hombre y una mujer. Para introducir al último de ellos, se sacaron los restos del anterior, los cuales fueron posteriormente colocados en la tumba de forma desordenada. El radiocarbono indicó que el primer enterramiento se remonta aproximadamente al año 1.800 a.C.
Las primeras excavaciones en las cotas superiores pusieron de manifiesto los restos de una construcción tipo alquería realizada entre los siglos VIII y IX d.C., es decir, de época emiral, ya que según el geógrafo al-'Udri se trataría de la alquería que Teodomiro entregó como dote a su hija al casarse con el fundador del linaje de los Banu-Jattab, y donde también se levantaron diversas viviendas pertenecientes a esta alquería en la cima amesetada del cercano Cabezo de las Fuentes, ya en la vecina localidad de Granja de Rocamora.
Respecto a la situada en el Cabezo Pardo, correspondería a una vivienda de gran tamaño, de la que se ha podido delimitar y documentar tres de los muros que la integraban. Éstos, elaborados con argamasa y mampostería, aprovechan en elgunos tramos sillería y bloques tallados, sin duda procedentes de algunos edificios más antiguos, probablemente de época tardorromana. La habitación disponía de un pavimento de tierra a unos 0,70 m. de profundidad, salvándose el desnivel mediante una escalera de acceso situada en el vano de entrada, flanqueado por dos lajas de piedra de gran tamaño. Del resto nada queda, probablemente por el expolio producido al abandonarse el asentamiento a finales del siglo IX o comienzos del siglo X de nuestra era.
El conjunto de estructuras emirales se completa con el hallazgo en el año 2.008, durante una de las campañas arqueológicas, de una sepultura que deparó interesantes sorpresas,ya que consistía en el hallazgo de un esqueleto humano inhumado correspondiente a una mujer adulta que guardaba una postura de decúbito supino con las manos replegadas a la altura de su vientre, reconociéndose claramente que se trató de un ritual cristiano. Interesante hallazgo que nos ayudará a comprender la posible pervivencia de tradiciones funerarias cristianas entre una población sometida al control político musulmán, especialmente entre la población hispana de los siglos VII-VIII d.C. y las nuevas gentes llegadas del Norte de Africa.
La última campaña de excavaciones se centró en la investigación y estudio de la alquería islámica, que ha aportado importantes datos relativos al uso y gestión de sus espacios domésticos. El tratamiento de sus resíduos, a través de la excavación de sus vertederos, o la localización de posibles áreas destinadas al desarrollo de actividades artesanales centraron ese año la investigación arqueológica de este interesante yacimiento.
(Fuente: Juan Antonio López Padilla. Universidad de Alicante)
Galería fotográfica:
Vista general del yacimiento del Cabezo Pardo
Silo de época emiral
Cerámica argárica
Dintel de entrada de época emiral
Restos cerámicos y derrubios argáricos
Interior del pavimento de una vivienda