DESCRIPCIÓN:
Entre los siglos VIII y I a.C. (Finales de la Edad del Bronce e inicios de la colonización romana), la comarca de la Marina Alta (Alicante) formaba parte de la zona donde se asentaban los íberos, y más concretamente los íberos contestanos, cuyo territorio se extendía entre los ríos Júcar (Sucro), el Vinalopó y el Segura (Tader).
Los íberos contestanos, que limitaban por el Norte con los íberos edetanos y por el Sur y el Oeste con los bastetanos, se desarrollaron a partir de un sustrato indígena del Bronce Final gracias a sus intensos contactos comerciales con otros pueblos más desarrollados, como los tartesios del Sur de España con los que se comunicaban por rutas interiores, a través de Murcia y Albacete, y con los pueblos del Mediterráneo Oriental, principalmente fenicios y griegos focenses, con los que contactaban a través del mar y de sus colonias en la costa, como Homeroskopeion (Denia), Orihuela, etc.
En la Marina Alta abundan los poblados fortificados u oppidum ibéricos, siendo los principales: el Alt de Benimaquia (descrito en este Blog con la entrada CA-327), Coll dels Pous y Pic del Águila, en Denia; El Passet de Segaria y Peña Roja en la sierra de Segaria (Benimeli y El Verger); la Muntanyeta Verda y Ambra, en Pego, y El Castellar en Oliva (Valencia). En esta ocasión hablaremos de El Passet de Segaria.
En la sierra de Segaria, aparece el poblado fortificado íbero de El Passet en las cercanías de la población de Benimeli, y también el poblado de Peña Roja, asentamiento en la terminación oriental de dicha sierra. Esta sierra ha estado habitada desde los tiempos del Paleolítico, y en su terminación oriental aparecen varias cavidades, como la Cova Fosca (Cueva Oscura), la Cova Santa y la Cova del Corb (Cueva del Cuervo), con muchos grabados magdalenienses así como pinturas rupestres y otros restos neolíticos. El yacimiento eneolítico de la Cova Fosca fue utilizado como lugar de enterramiento y, posteriormente durante la Edad del Bronce y los periodos íbero y romano, como santuario.
Durante la Edad del Bronce hay un asentamiento fortificado en la Peña Roja, situado en un lugar muy escarpado entre la vegetación a unos 250 m. de altura sobre el nivel del mar, que permite el control de paso entre la marjal de Oliva (Valencia)-Pego y el valle del río Girona. Al lado de este asentamiento del Bronce existe además un pequeño poblado íbero casi irreconocible por la cantidad de transformaciones agrícolas que ha experimentado el sitio.
Ortofoto de los lugares mencionados en el texto
El poblado íbero-romano se localiza al lado de una hendidura natural de la crestería calcárea de la sierra de Segaria, por donde discurría un paso entre los valles del río Girona y la localidad de Pego.
En el yacimiento se han encontrado abundantes materiales, tanto ibéricos como romanos, y se asienta sobre una pequeña meseta, a modo de acrópolis, a unos 430 metros de altitud y orientada al Sur, flanqueada al Norte y al Oeste por unos escarpados riscos y con una superficie que se estrecha hacia el Noreste y el Suroeste. Hacia el Norte y el Sur este escalonamiento termina abruptamente, teniendo toda la meseta aproximadamente unos 13.000 metros cuadrados, con una forma de amplia terraza flanqueada por una serie de bancales más estrechos y orientados de Noreste a Suroeste.
En la foto de la acrópolis tomada desde la parte nororiental del lugar denominado Cadireta del Rei Moro (Sillita del Rey Moro) se puede observar a la meseta delimitada por las murallas íbera y romana y el escarpe septentrional de la sierra.
Vista de la "acrópolis" del Poblado íbero-romano de El Passet
En el poblado íbero se señala el trazado de la muralla ciclópea que delimita la acrópolis. Se puede apreciar como la zona abancalada, con restos de fortificaciones, termina en un escarpe vertical y en la esquina derecha el estrecho que constituye el llamado "Passet de Segaria", el acceso oriental al poblado. Éste tendría dos accesos: uno situado en el extremo SW, donde se localizan las antenas de TV del repetidor de Segaria y que comunicaría con el valle del río Girona por Benimeli. En la siguiente foto se aprecia este acceso.
Acceso SW al poblado de El Passet
El otro acceso se localiza en el límite Noreste, entre dos crestas elevadas, acceso que comunica con un pequeño valle de Les Portelles que lleva a la llanura costera y el poblado íbero de Peña Roja ya casi en El Verger, así como a una zona de varias fuentes de agua (Fuente de Ramón, Fuente del Catalá, etc.) que abastecerían de agua al poblado de El Passet.
En la parte meridional, entre el abancalamiento y la pendiente escarpada, se distinguen diversos tramos de un muro realizado con grandes piedras trabadas en seco por otras más pequeñas que, aunque está aprovechado como margen del bancal, tiene el aspecto de una construcción defensiva ibérica.
La parte más significativa del yacimiento se localiza en la parte alta de la meseta donde se encuentran tres tramos de una lienzo de muralla con bloques bien escuadrados y una orientación SW a NE que delimitan una fortificación apoyada en las paredes rocosas de los extremos. La construcción está formada por unos sillares rectangulares de 0,70 a 1 m. de longitud y de 0,15 a 0,20 m. de altura, aunque los hay mayores. Las piedras de los sillares son de calizas y de un tipo de arenisca que no existen en el lugar, por lo que tuvieron que extraerse de alguna cantera lejana y transportadas al poblado, para lo cual fue necesaria una organización y disposición de personal y medios que sólo podía tener un ejército profesional como el romano.
Por sus características el sitio fue un importante núcleo de población y de control del territorio, que se extendería desde el Ibérico Antiguo, momento en el que se construiría la muralla del costado meridional y la puerta de acceso Noreste y continuaría en el Ibérico Pleno, llegando a la romanización cuando se construye el recinto defensivo de la parte más alta, coincidiendo con la construcción de las defensas de la Peña del Águila y la fundación de Dianum (Denia).
Los últimos trabajos del MARQ (año 2011) y de F. Sala et al., interpretan este yacimiento como uno de los fortines militares construidos por el General Quinto Sertorio en el siglo I a. C. (año 77), en el curso de la guerra civil que le enfrentó con Pompeyo. La misión del fortín fue vigilar el tráfico de naves enemigas entre Ibiza y Cartago y, si se daba el caso, con la ayuda de sus aliados, los piratas cilicios, y asaltarlas desde su base naval de Denia. Esta interpretación se basa en su posición estratégica, en un sitio inaccesible, que además era un claro referente en el paisaje, así como también en los objetos militares encontrados en rebuscas clandestinas.
En el área del Este aparecen más muros con fábrica de bloques semiciclópeos, pero sin el acabado de los del lienzo de la acrópolis, que se disponen en paralelo sobre el estrecho pasillo por donde discurre la senda que atraviesa la sierra, dejando un angosto paso de 2,60 metros que constituiría el acceso principal a la fortificación a una cota de 415 metros sobre el nivel del mar. El sistema se completaría con dos lienzos de fábrica similar y perpendiculares a los anteriores, que cerrarían completamente el paso natural de la sierra por esta vertiente. Llama la atención la enorme cantidad de fragmentos de cerámica que hay esparcida por todo el suelo.
TEXTO Y FOTOS: José María Montes (Mi Geoblog, 2017)
GALERÍA FOTOGRÁFICA:
No hay comentarios:
Publicar un comentario