Localización:
El Castillo de San Fernando
se encuentra ubicado en la misma ciudad de Alicante, no muy lejos del aún más
conocido Castillo de Santa Bárbara, verdadero emblema de la ciudad de Lucentum.
Su emplazamiento está en una loma que
domina la ciudad y que recibe el nombre de El Tossal.
Localización en Google Maps
Vista del Castillo de San Fernando en Google
Se encuentra ubicado en la parte alta de la ciudad, y a él se accede por una calle al final de la Avda. Benito Pérez Galdós, a los pies del Instituto de E.S. Jorge Juan, que nos lleva directamente a sus puertas. Se encuentra perfectamente señalizado en los carteles del centro de la ciudad, y como referencia os diremos que hay que tomar la dirección norte de la Plaza de los Luceros.
Localización en el mapa topográfico
Historia:
La construcción del Castillo de San Fernando
es muy posterior al de Santa Bárbara. De hecho, se edificó muchos años después, durante la Guerra de la Independencia, para completar la línea de defensa de la ciudad que hasta ese momento sólo
estaba representada por el Castillo de Santa Bárbara. En realidad se trata de un "baluarte" más que de un castillo propiamente dicho.
Debido a la citada guerra y a un
estudio encargado al ingeniero Pablo Ordovás, la Junta de la Guerra decidió, en
1.809, que se amurallase el monte Tossal y el cerro de San Francisco cercano.
Todo ello en aras de impedir un hipotético desembarco francés en la ensenada o
un ataque por el flanco Oeste, lo que hoy corresponde al barrio alicantino de
San Blas.
La fortificación se finalizó en el año 1.812 y
se realizó mediante el concurso de toda la población de Alicante, dirigiendo
los trabajos el mismo ingeniero militar Pablo Ordovás.
Recibió el nombre de San Fernando en honor al
rey Fernando VII, y es un perfecto y bien conservado ejemplo de fuerte fusilero, de los que eran
habituales en el siglo XIX.
Otra vista del Baluarte de San Fernando
Su estructura está formada por un gran torreón
central, rodeado de murallas abaluartadas en sus esquinas., con todos los
elementos propios de las fortificaciones creadas para el tiro y defensa en el
uso del fuego artillero, contando, además, con un foso, que daba paso a la
entrada de la fortificación por la Puerta de los Leones mediante un antiguo
paso levadizo.
Para el caso de posibles asedios, la fortaleza
contaba con dos grandes aljibes para el abastecimiento de agua a sus moradores
para un largo tiempo.
Escudo de la ciudad de Alicante
El Castillo de San Fernando,
al igual que ocurre con el caso del de Santa Bárbara, es un perfecto ejemplo de
arquitectura militar restaurada y bien conservada, si bien es cierto que sus
avatares bélicos e históricos son muchísimo menos densos que el de aquél.
La rapidez con que se construyó la fortaleza
hizo que a los pocos años el baluarte principal se agrietara y por ello,
quedase en desuso. Realmente no tuvo que intervenir prácticamente en acciones bélicas durante la Guerra de la Independencia, para lo que fue levantado.
Su planta es como la de una flecha en
dirección Norte, cuyo extremo Sur lo forma el gran baluarte circular a modo de
gran plataforma sobre la ciudad, con una altura considerable que se eleva sobre
la rampa de acceso, que se extiende en su flanco de levante con puertas con
pilastras acabadas en leones sedentes y foso, terminada en el año 1.812.
El remate norte de la fortificación es un gran "revellín" separado del conjunto por un impresionante foso que lo rodea. Este
exquisito ejemplo de arquitectura militar neoclásica de principios del siglo
XIX, es hoy un hermoso parque, que conservando su fisonomía original, está
actualmente bien integrado en el ordenamiento urbano de Alicante y alterna los
elementos arquitectónicos propios de la moderna ciudad con sus cuidados y
bellos jardines, que invitan al recogimiento y al paseo por este pedazo de la
historia de Alicante.
Su planta es de forma irregular, pese a la
presencia de varios baluartes en punta. Sus dependencias quedan dispuestas en
varias plataformas que descienden por la ladera de Levante.
Las fábricas son de muros de mampostería
irregular, trabada con mortero de cal y arena. Las esquinas y parte de los
antepechos del remate situado por encima del bordón, presentan fábricas de
ladrillo macizo.
Un potente torreón de forma troncocónica
resulta ser la forma plástica que lo caracteriza. En realidad es una pieza que
rodea una parte del monte sobre el que se ubica el fuerte, puesto que no está
hueco.
Está construido en sillería hasta la mitad de
su altura, y sillarejo y mampostería la mitad superior. Existe un amplio y
profundo foso seco, situado en el lado norte, que separa el recinto principal
de las antedefensas.
En su extremo sur se dispone un monumental baluarte de planta circular de base alamborada al que se le enfrenta un revellín de planta poligonal, estando ambos unidos por una muralla dispuesta en zig-zag. Aparecen además otros dos baluartes de dimensiones más pequeñas, batiendo los frentes más vulnerables del propio monte, que además contaba con un foso que llegaba hasta el acceso, al cual se accedía por una larga y costosa rampa que finalizaba en el frente este, en una puerta de ingreso directo con dos jambas cuadrangulares apilastradas y acabadas en leones sedentes sobre sus cuartos traseros y con la boca ligeramente abierta, que parece fue acabada en el año 1.812. Remata el conjunto un impresionante foso que rodea el acceso y el revellín por su parte norte, y que estaría dotado, probablemente, de un puente retráctil. En el interior albergaba las dependencias para el alojamiento de las tropas, cubiertas con bóvedas a prueba de fuego artillero y una cisterna de medianas dimensiones.
En su extremo sur se dispone un monumental baluarte de planta circular de base alamborada al que se le enfrenta un revellín de planta poligonal, estando ambos unidos por una muralla dispuesta en zig-zag. Aparecen además otros dos baluartes de dimensiones más pequeñas, batiendo los frentes más vulnerables del propio monte, que además contaba con un foso que llegaba hasta el acceso, al cual se accedía por una larga y costosa rampa que finalizaba en el frente este, en una puerta de ingreso directo con dos jambas cuadrangulares apilastradas y acabadas en leones sedentes sobre sus cuartos traseros y con la boca ligeramente abierta, que parece fue acabada en el año 1.812. Remata el conjunto un impresionante foso que rodea el acceso y el revellín por su parte norte, y que estaría dotado, probablemente, de un puente retráctil. En el interior albergaba las dependencias para el alojamiento de las tropas, cubiertas con bóvedas a prueba de fuego artillero y una cisterna de medianas dimensiones.
Los
planos del proyecto eran inéditos hasta que, con motivo de la
producción de una exposición sobre la “maldita Guerra de España”,
como se conocía el conflicto acaecido por la invasión napoleónica
a principios del siglo XIX (Muñoz Lorente, 2014), una búsqueda
instigada por el profesor Emilio Soler y puesta en marcha por el que
suscribe y la pericia de los responsables y técnicos del Archivo
General Militar de Madrid, facilitó el hallazgo de tres planos con
plantas de ubicación, general y secciones con los detalles del
proyecto redactado por el ingeniero militar Pablo Ordovás, sufragado
con un fuerte préstamo realizado por los comerciantes de la ciudad,
y ejecutado entre los años 1.809 y 1.813, con el objetivo de ser una
prisión y reforzar las posibilidades defensivas del cercano Castillo
de Santa Bárbara. Los planos muestran que, junto a las defensas del
fuerte en lo alto del cerro, se habrían proyectado diversos
baluartes situados en la ladera que, finalmente, no fueron realizados
dado el inútil e inédito destino de esta fortificación.
Selección de fotografías antiguas:
Selección de fotografías antiguas:
Algunas fotos de la visita cursada el día 03-06-18:
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