Localización:
La Atalaya Íbera de Tres Hermanas se encuentra situada a unos 3 km. al SE
de la población alicantina de Aspe, en la comarca del Vinalopó Mitjá.
Localización de la Atalaya y Santuario de Tres Hermanas en Google Maps
Vista de la Atalaya Íbera de Tres Hermanas en Google
Su localización exacta es el pico central de
la alineación de tres cerros denominados “Las
Tres Hermanas”, de donde toma su nombre. A estos cerros se llega por la
carretera Aspe-Elche, y tras pasar el cruce de entrada al Polígono Industrial
“Tres Hermanas”, sale a nuestra derecha un camino de tierra que nos deja ante
una vivienda abandonada, llamada “Casa
Nueva”.
Vista de la Casa Nueva desde el santuario íbero
Desde aquí buscaremos la subida al cerro central, pasando por la
construcción denominada “santuario ibérico” y la edificación adyacente .Nos dirigiremos hacia la cumbre y hallaremos en ella los
restos de la atalaya o torre vigía íbera. (Nota: Recordamos que este paraje es un coto privado de caza, por lo que debemos asegurarnos que no haya cazadores en nuestra visita)
Localización del yacimiento en el mapa topográfico
Historia:
Los primeros poblamientos en Aspe se adscriben
a la Edad del Bronce, y prueba de ello es el poblado amurallado situado en el Tabayá,
correspondiente a un “castrum” de
dicha época prehistórica, por los restos encontrados en él, que junto al
poblado de La Horna, constituyen los restos más importantes adscritos a la Edad
del Bronce en esta parte del Vinalopó Mitjá.
La prueba del asentamiento ibérico de la zona
la encontramos en el presente poblado íbero de Tres Hermanas, sucesor de un
posible asentamiento orientalizante del I milenio a.C., que dio paso a la
construcción de este poblado cuya cronología se ha adscrito a los siglos V y IV
a.C.
Las primeras noticias de este yacimiento se
remontan a la década de los años 80, cuando se depositaron en el Museo
Arqueológico Provincial los materiales
recogidos en el mismo, donde, aparte de algunos fragmentos cerámicos de
la Edad de Bronce, se encontraron esparcidos por una superficie de unos 6.000
m2. gran cantidad de cerámica y otros objetos líticos y de metal,
correspondientes a época ibérica.
La mayoría de los historiadores relacionan la
fortaleza del Castillo del Río con la antigua Aspis Ibérica del tiempo
de la dominación romana, donde estaba establecida la primitiva colonia del
imperio en estas tierras del Vinalopó Mitjá.
Las campañas de excavaciones arqueológicas
(1.979-1.987), han puesto de manifiesto que la fortaleza romana dio paso al
asentamiento rural de la sociedad islámica tras la invasión de estas tierras,
constituyéndose en cabeza administrativa de un hisn árabe y, para su defensa ante los cristianos, construyeron la
fortaleza próxima al cauce del río y alejada de los núcleos de explotación de
las ricas huertas. Así nació el husun
almorávide a mediados del siglo XII, independiente del distrito de Alicante.
Escudo de la población de Aspe
Estado actual:
En
las estructuras se han podido constatar
varias alineaciones de muros en el cerro occidental y en la ladera del central,
donde se distinguen dos departamentos, uno sin excavar y otro parcialmente
excavado clandestinamente con una rebaja de unos 25 cm. Se corresponde con una posible "vivienda" del sacerdote íbero adscrito al Santuario cercano.
Posible vivienda "sacerdotal" del Santuario íbero de Tres Hermanas
En el antecerro central
aparece una construcción totalmente excavada que se ha asignado a un santuario
íbero, dependiente del poblado.
El Santuario Íbero de Tres Hermanas
La construcción superior del cerro perteneció
con toda posibilidad a una torre atalaya íbera, construida entre finales del siglo V a.C y primeros del siglo
IV a.C., cuyos paramentos se construyeron con un doble lienzo de piedras
irregulares, seguramente de una cantera cercana, trabadas con argamasa de cal,
arena y agua. Esta construcción, al parecer, está levantada sobre otra más
antigua, probablemente del I milenio a.C. y correspondiente al Período
Orientalizante.
La Atalaya íbera de Tres Hermanas ( detalle)
Cerca de la atalaya se construyó el poblado,
donde se constata la intervención de arquitectos íberos en la planificación del
mismo, así como de la atalaya superior y de la fortificación de la ladera del
poblado. Sin embargo, la cronología del santuario del antecastro es más
moderna, seguramente de finales del siglo IV a.C.
La cerámica ática encontrada es el mayor
exponente de la vajilla doméstica del poblado, sobre todo la del tipo “kylix”, así como una pátera de la
primera mitad del siglo IV a.C. También se han identificado 13 piezas
correspondientes a ánforas ibéricas, muy similares a las encontradas en el
yacimiento íbero del Puntal de Salinas, y adscritas a la misma época.
Además, en la atalaya superior se ha
encontrado material metálico, correspondiente a trozos de armas íberas,
especialmente un trozo de falcata que
tiene una longitud de 12 cm., bastante exfoliada. Además, se han hallado trozos
de lanza y un trozo de jabalina o soliferreum,
lo que confiere a la misma un marcado carácter de defensa del poblado.
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