Localización: El Castillo de Benirrama, conocido también como Castillo de Gallinera, se encuentra situado en la localidad de Benirrama, situada en el Vall de Gallinera, perteneciente a la comarca alicantina de la Marina Alta.
Localización en Google Maps
Vista del Castillo de Benirrama en Google
Su ubicación exacta se encuentra en una atalaya
rocosa en la ladera de la sierra de La Aforadá, en una ligera meseta meseta
defendida por dos barrancos, cerrando el valle de Gallinera por oriente, a la
vez que controla el paso hacia Pego. Es necesario subir hasta él a pie por una
senda que existe al efecto, siendo bastante penosa la subida, aunque está casi totalmente señalizada mediante un sendero de pequeño recorrido, el PRCV-058.
Plano de la ruta PRCV-58 al castillo
Sendero de subida al Castillo de Benirrama
Para ello cogeremos este sendero en la localidad de Benirrama, justo al lado de la Casa del Médico de este pueblo. Este sendero lleva al Alto de Miserat, donde hay una antena de TV. Antes de llegar, el sendero se desvía hacia el Castillo, por lo que tomaremos éste para llegar hasta él.
Alto de Miserat
Localización en el mapa topográfico
La historia de la Vall de Gallinera viene
dictada por la existencia de los castillos de Benisili y Benirrama, pues si el
primero corta el paso hacia el Comtat, el de Benirrama lo hace hacia el valle
de Pego, por la parte oriental.
Establecida la paz en el año 1.279, la fortaleza pasa al control de Bernardo de Peñaflor. En 1.282 es su alcaide Rodrigo Jiménez de Luna y en el 1.283 toma su control de nuevo Mateo de Montreal. En el año 1.322 el rey Jaime II de Aragón lo dona a su hijo, el infante Pedro, y es durante la Guerra de los Dos Pedros cuando el castillo es conquistado por los castellanos, y posteriormente, en el año 1.356, se recupera para el Reino de Valencia por Juan Mercer. Es en 1.417 cuando el rey Alfonso V lo dona a su hermano don Juan. El terremoto del año 1.644 arruina gran parte de la construcción, que por entonces llevaba ya muchos años deshabitada.
La
primera noticia documental data del año 1.245, con la firma del
Tratado de Pouet. En él, Al-Azraq se compromete a ceder al rey
cristiano los castillos de Pop y Tárbena, reteniendo para sí los de
Al-Qalà (Benissili) y Pertputxent, con el compromiso de entregar en
los tres años siguientes éste de Gallinera, junto con el castillo
de Margarida y los de Cheroles y Castiel. En el año 1.248, durante
la primera sublevación, el pacto de entrega del castillo de
Benirrama no se cumple, y tras varios años de escaramuzas y asedios,
el rey Jaime I toma el castillo el 1 de junio de 1.258, entregándolo
a su señor feudal Ato de Foces, quien dos años más tarde lo cede a
su hijo Eximen de Foces, al que se le embarga por Jaime I en favor de
su hijo Pedro Ferrando, hijo natural del rey aragonés.
En
abril de 1.273 se entrega el castillo a Berenguer de Latera, por
débitos al rey y, por idéntica causa, tres meses después a don
Pedro Diego Muñoz. En el año 1.275 de nuevo se embarga a favor de
Mateo de Montreal, quien inicia algunas mejoras en sus defensas, un
aumento de guarnición y control de avituallamiento. Al año
siguiente, se reparten armas en el castillo, y Armando de Armentera
lo inspecciona en nombre del rey aragonés por ver si está dispuesto
para la guerra, conocido ya el nuevo alzamiento del caudillo Al-Azraq
contra las tropas y puestos cristianos.
Establecida la paz en el año 1.279, la fortaleza pasa al control de Bernardo de Peñaflor. En 1.282 es su alcaide Rodrigo Jiménez de Luna y en el 1.283 toma su control de nuevo Mateo de Montreal. En el año 1.322 el rey Jaime II de Aragón lo dona a su hijo, el infante Pedro, y es durante la Guerra de los Dos Pedros cuando el castillo es conquistado por los castellanos, y posteriormente, en el año 1.356, se recupera para el Reino de Valencia por Juan Mercer. Es en 1.417 cuando el rey Alfonso V lo dona a su hermano don Juan. El terremoto del año 1.644 arruina gran parte de la construcción, que por entonces llevaba ya muchos años deshabitada.
Ambas fortalezas fueron construidas para este
fin: el control de gentes y tropas enemigas por el Vall de Gallinera.
Históricamente han participado en los mismos
hechos de armas relacionados con los pueblos de este valle, especialmente con
las sublevaciones musulmanas y el posterior hecho de ser los últimos reductos
de los moriscos después del decreto de expulsión de 1.609.
En 1.396 se produjo un gran terremoto en el
valle, y mientras que el castillo de Benisili casi no tuvo daños considerables,
no sucedió lo mismo con el de Benirrama, que prácticamente quedó casi en
ruinas, por lo que tuvo que ser reconstruido en el siglo XV, quedando en su
actual aspecto.
Con el problema morisco resulto tras su
expulsión, ambos castillos fueron paulatinamente siendo abandonados, pasando
sus moradores al valle, con la consiguiente entrada en desuso de ambos y su
posterior desmantelamiento.
Un posterior terremoto acaecido en el año
1.644 le hizo sufrir una gran devastación de la que no se llegó a recuperar,
llegando sus ruinas hasta nuestros días.
Vista de las torres del castillo de Benirrama
Escudo de La Vall de Gallinera
Estado
actual:
Planta del Castillo de Benirrama
Es un
gran recinto fortificado de forma alargada que fue una de las más importantes
del Valle de Gallinera. En él se define una zona o estructura principal en la
cota más alta, con una Torre del Homenaje de planta rectangular y un aljibe.
El castillo de Gallinera está documentado por las fuentes, y por ellas sabemos que en 1.244-1.245, cuando se firma el Tratado de Pouet entre el caudillo árabe Al-Azraq y el rey Jaime I de Aragón, el castillo ya existe y figura como uno de los que está en poder de Al-Azraq, que tiene que entregar al cristiano transcurridos tres años de la firma del tratado mencionado.
El castillo de Gallinera está documentado por las fuentes, y por ellas sabemos que en 1.244-1.245, cuando se firma el Tratado de Pouet entre el caudillo árabe Al-Azraq y el rey Jaime I de Aragón, el castillo ya existe y figura como uno de los que está en poder de Al-Azraq, que tiene que entregar al cristiano transcurridos tres años de la firma del tratado mencionado.
Tenemos
que fijar sus orígenes en años anteriores, pero con toda seguridad
postcalifales, puesto que es total la ausencia de estas cerámicas
entre los hallazgos arqueológicos en la cresta rocosa en la que se
sitúa. Sin embargo, la presencia de muchos restos de cerámica
vidriada color verde pálido por una cara y amarillo por la otra,
típica del siglo XII, es una buena indicación para darle una
cronología almohade. Con respecto a su final, éste viene claramente
establecido por las fuentes documentales, cuando nos hablan de se
arruinamiento debido a un terremoto a mediados del siglo XVII, aunque
indican que ya se hallaba deshabitado desde inmediatamente después
de la expulsión de los moriscos decretada en el año 1.609. No
obstante, es de suponer que la etapa de máximo esplendor y
utilización de esta fortaleza finalizaría en el siglo XIV, al final
de la guerra que enfrentaron a Jaime I con el caudillo musulmán en las puertas de Alcoy, en la que murió Al-Azraq.
Se
trata de un magnífico castillo de forma alargada, cuyo eje mayor,
orientado de noreste a suroeste, mide más de 150 metros por 33
metros de anchura máxima. El montículo, de difícil acceso por
todas partes, presenta, no obstante, una zona rocosa muy abrupta por
el oeste, siendo el lado este, abancalado y la zona de llegar hasta
él con menos dificultad. Su fábrica principal es de mampostería
irregular, que actúa como basamento, y sobre el que se elevan las
hiladas de tapial de mortero de cal y gravas. Las construcciones
defensivas están formadas por los siguientes elementos: todo el
montículo se encuentra rodeado por un cinturón de murallas con
torreones semicirculares. Presenta tres aljibes, uno en el extremo
norte, lugar protegido por un lienzo de murallas que los aísla
interiormente del resto; otro en la zona opuesta, aunque en situación
menos extrema, y un tercero dentro del baluarte central. El citado
baluarte recae hacia el oeste, constando de una zona rectangular
protegida por nuevas construcciones que lo aíslan y le hacen ganar
altura.
La
puerta, cubierta por una torre rectangular de mampostería, está
construida en zonas de ladrillo rojo, que se abre por el lado este.
Esta torre, y la muralla que de ella parte, estaba unida mediante un
arco al lienzo de la izquierda, formando así un pasillo de entrada
fácil de defender. En el extremo sur se alza una gran torre
rectangular, que debió contar con varios pisos, conservándose el
interior del primero de ellos, y la bóveda de medio punto que forma
su techo y lo separa del siguiente, al que se accedería por una
escalera de mampostería adosada al muro interior. Una pequeña
sillería se empleó en los torreones y en las bases de sustentación
de algunos contrafuertes, de clara cronología cristiana. En la
muralla se utiliza una mala mampostería de piedra local en algunos
sitios, mientras en otros se utiliza encofrado de piedra menuda, cal
y arena.
La factura predominante en el castillo la
constituye la mampostería, con considerables lienzos realizados en “opus
vitatum” en el frente de poniente. El resto está realizado en “opus incertum”.
Existen restos de tapial en el muro de poniente, junto a la Torre del Homenaje.
En este frente encontramos también un largo paño de muralla con remates de
merlones.
Sabemos que lo visible en la actualidad
corresponde a una reconstrucción realizada en el siglo XV, pues el castillo de
época islámica se destruyó totalmente con el terremoto de 1.396 y por tanto es
casi imposible encontrar restos constructivos de su primera época.
El sistema de construcción de muros con la
disposición en “cremallera”, las puertas en recodo, etc., nos sugieren un
origen para la fortificación de principios del siglo XII. Segura es su
existencia a inicios del siglo XIII, pues aparece mencionado en el “Pacto de
Pouet” (1.244), directamente relacionado con la figura de Al-Azraq, señor de
Alcalá y la tregua firmada con Jaime I, rey de Aragón.
Galería
fotográfica:
Aljibe del castillo
Visita cursada el 20-05-18:
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