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Este Blog va dedicado a todos los amantes de la Arqueología y Castellología alicantinas, y en especial a todos los alicantinos, para que aprecien y disfruten de nuestro Patrimonio Histórico y Cultural, que es mucho.

En él no sólo podrán ver los castillos, fortalezas y torres propiamente dichos, sino que nuestro catálogo de Castillos de Alicante incluye todas las fortificaciones de carácter militar y/o defensivo, a través de la Historia de Alicante, desde la Prehistoria hasta nuestros días.

Si es de vuestro agrado, nos sentimos contentos y nuestro trabajo no habrá sido en vano.

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Ximo G. Rico. Presidente Asociación "Amigos del Castillo de Elda"

Elda, Septiembre de 2.013

martes, 24 de diciembre de 2013

Castillo de Ambra (Pego) CA-219



Localización:

 El Castillo de Ambra se encuentra situado al sur de Pego, ciudad de la comarca de la Marina Alta, al norte de la provincia, en lo alto de una pequeña colina, en la carretera que se dirige a Vall de Ebo.


Localización en Google Maps

Vista del Castillo de Ambra en Google

 Para acceder a él hay que dirigirse desde Pego a Alcalá de la Jovada por la carretera comarcal CV-712. Seguir las indicaciones que hay a la salida de la población, y al llegar a una curva muy pronunciada, donde ya tendremos el castilo a nuestra derecha, hay un camino bien conservado nos lleva a los pies de la colina donde está ubicado. El último tramo hasta el mismo no se encuentra en buen estado, por lo que subiremos andando hasta la fortaleza.


Localización en el mapa topográfico

Historia:

 El origen del castillo de Ambra es indudablemente musulmán, a tenor de los vestigios hallados en diversas campañas de excavaciones arqueológicas llevadas a cabo años atrás. El territorio fue conquistado por los árabes hacia el año 726.

 Su construcción data del siglo XII y estaba adscrito a la medina islámica situada en lo que hoy sería la propia ciudad de Pego, y pertenecía a la Taifa de Denia hasta su conquista por Jaime I el Conquistador hacia el año 1.240. Su importancia estratégica, dominando el paso al Valle de Ebo, aconsejó su reconquista para la corona de Castilla.

 Quedó incluido, junto a los territorios de su demarcación, a la corona de Castilla, mediante un pacto con Al-Azraq en el año 1.244. Tras la sublevación de éste, sería derrotado de nuevo por Jaime I y sus propiedades cedidas a su hijo Pedro. Para atajar esta sublevación, el castillo acogió una pequeña guarnición de soldados , hasta que en 1.280 fue abandonado el  castillo, al trasladarse sus moradores a la recién creada villa de Pego.

 La baronía de Pego sería creada en 1.262. Posteriormente la propiedad de la ciudad y del castillo la ostentarían Constanza de Aragón, la reina Blanca de Aragón, el infante Pedro, la familia Cardona, los Vilanova y los Centelles, duques de Gandía.

 De igual modo a como ocurrió en otras poblaciones de la comarca, la expulsión de los moriscos produjo sublevaciones en 1.609 y, tras la reducción de los rebeldes, quedó prácticamente despoblado el castillo y la población de Pego.

 En la Guerra de Sucesión, la población y su castillo se declararon partidarias de la causa del archiduque Carlos. Las tropas reales ocuparon ambos puestos construyendo una base para sus operaciones en la zona. Felipe V le otorgaría por ello el título de “Muy Noble Villa”.





Escudo de la población de Pego

Estado actual:




Plano general del Castillo de Ambra

 El Castillo de Ambra, es una de las fortificaciones más interesantes que podemos encontrar en la provincia de Alicante, y que fue motivo de un proyecto de investigación entre los años 1.993-1.997, promovido por el Museo Arqueológoco de Alicante (MARQ) y dirigido por los arqueólogos Rafael Azuar, Javier Martí, Josefa Pascual y Josep Torró, que pretendía identificar, a partir del registro material, las pautas de asentamiento y explotación en el territorio entre la época islámica y la llegada de los cristianos.

 Su planta es alargada y adaptada a la orografía de la cresta sobre la que se asienta, con unas dimensiones aproximadas de 160 metros de largo, por unos 35 metros de ancho y una superficie interna de unos 5.600 metros cuadrados, formado por un antemural que genera una liza o barbacana y un recinto con largos lienzos de tapial y cuatro cubos de planta rectangular en saliente a modo de cremallera, dos de ellos huecos en su interior, a modo de bestorres, que se apoya sobre un basamento de mampostería en hiladas, trababas con argamasa de cal. El antemural conserva parte del parapeto almenado y está dotado de lanceras que hostigan cualquier acercamiento a la base del muro para hacer zapa. El acceso al interior se articula con un complejo sistema de acceso retardante y compartimentado, orientado a disuadir al atacante de intentar penetrar en la fortificación.

 El sistema comienza con una antepuerta cubierta, que actúa como una cámara cerrada de planta trapezoidal construida con una tecnología análoga al resto de la fortificación. Esta cámara tiene un acceso y una salida, lo que obliga a quien accede a transitar por un doble recodo hasta alcanzar la muralla sin posibilidad alguna de refugio y al inicio de una larga barbacana que recorre hacia el este todo el perímetro amurallado de la fortificación.La liza es un largo y angosto pasillo de más de 50 m en dirección este, cuya estrechez se acentúa con dos estrangulamientos a la altura de las dos torres huecas de la muralla, sin ninguna posibilidad de ocultación, a la vista de todos los defensores y sus armas. De esta forma, los defensores pueden incrementar su intensidad defensiva duplicando los espacios donde hostigar a loa atacantes.

 Una vez rebasada la barbacana, se llega a la última fase del acceso, que se inicia con una plataforma con doble codo a la que se accede por un pequeño vano que habilita una amplia plataforma, que protege el auténtico sistema de acceso. Éste está diseñado en rampa y formado por una doble puerta, donde la primera se construye en sillería con dobles mochetas y que se cerraría con un arco de herradura. Esta doble puerta cuenta con una cámara provista de cubierta plana con vigas de madera, en cuyo interior se disponen dos bancos enfrentados con la función de cuerpo de guardia. En las excavaciones arqueológicas se localizaron una serie de perforaciones en paralelo en el banco norte, que parecen responder a un juego con el que los vigilantes se entretenían en las largas noches de vigilia.

 En el interior del recinto son visibles numerosas estancias con una función netamente doméstica (Azuar Ruiz,1989), lo que permite plantear la hipótesis de que se trate de un poblado fortificado estable, semejante a los existentes en algunas zonas de la provincia de Alicante. El origen de la fortificación es almohade, pero tardío, fechado por un semidirham aculado bajo el reinado independiente de Ibn-Al-Mutawagil entre los años 1.228-1.238, y una moneda acuñada por el otro soberano Hudí-al-Watig y con una cronología de los años a.262 al 1.266 (Navarro Oltra,1992), lo que confirmaría que el asentamiento almohade se produjo en fechas casi coetáneas a la conquista feudal en la primera mitad del siglo XIII (Azuar Ruiz,1989).

 Por tanto, las investigaciones prefieren hablar más de una fortificación de defensa temoral, que permite a la población campesina una posición de fuerza para negociar con los conquistadores feudales una rendición honrosa que les asegurara el mantenimiento de sus posesiones, leyes y religión. El castillo sirvió de refugio a los habitantes de las alquerías, para los cuales se construyeron pequeñas dependencias domésticas en el interior del recinto, estancias de apenas 20 m2, adosadas unas a otras a lo largo de varios ejes longitudinales. Suelen ser edificios de planta trapezoidal, donde se distinguen dos estructuras bien diferenciadas: un pasillo o deambulatorio y una estancia de planta rectangular.

 La ocupación cristiana del castillo fue también muy breve. La conquista debió producirse sobre el año 1.245, poco después de la rendición incondicional de la ciudad de Denia, aunque el enclave volvió a caer en manos musulmanas dos años después, a consecuencia de la inestabilidad que vivió la región hasta el año 1.258 (Bañó Armiñana, 1981). A partir de esta fecha, se estableció una pequeña guarnición estable, la cual no superó en ningún momento, los diez peones. De esta fase de ocupación, las excavaciones han podido documentar la existencia de una ermita, un edificio de planta rectangular de unos 5,60 – 5,50 x 3,20 metros, con un ábside de 1,10 x 1,60 metros.

 Con posterioridad, el rey Pedro III concedió en el año 1.279 la carta de población sobre el valle de Pego (Martí Oltra, 1996) con la instrucción explícita a los colonos de erigir una nueva villa en el llano, decisión que supone un evidente cambio en la política de control del territorio al hacer responsables del mismo a los nuevos pobladores, e implica el principio del fin de la fortaleza de Ambra. Si bien la villa no llegó a configurarse por completo hasta finales del siglo -exigiendo incluso la promulgación de una segunda carta puebla en el año 1.286, en condiciones más favorables-, la expulsión en el año 1.280 de buena parte de la población andalusí del valle conjuró definitivamente cualquier amenaza e hizo innecesario el mantenimiento de la guarnición del castillo, el cual, a la vista de los datos arqueológicos, es abandonado y desmantelado.

 El estado actual del Castillo de Ambra en la actualidad es de semi-ruina. Aunque se trata de una importante fortaleza islámica no se ha acometido una importante restauración hasta la actualidad.


Galería fotográfica:











































Visita efectuada el 08-07-18:


























Cerámicas andalusíes del castillo

Herradura de caballo de época ansalusí

Pileta de abluciones andalusí hallada en el castillo

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