Localización:
El Castillo (hoy desaparecido) y los restos de las Murallas de Altea se encuentran
en la ciudad homónima, municipio alicantino de la comarca de la Marina Baixa.
Localización en Google Maps
Vista del recinto murado de Altea en Google
Para llegar hasta lo poco que queda del recinto murado debemos ir al casco antiguo de la misma, en la parte más alta de la población, conocido como Altea la Vella.
En las proximidades de la Iglesia Parroquial de la población, dedicada a la Virgen de la Soledad, se encuentran los restos de las murallas, algunas puertas de entrada al casco antiguo y los restos actuales de una de las torres: la Torre de Bellaguarda, único vestigio de las torres que circundaban la antigua fortificación medieval y renacentista de Altea.
En las proximidades de la Iglesia Parroquial de la población, dedicada a la Virgen de la Soledad, se encuentran los restos de las murallas, algunas puertas de entrada al casco antiguo y los restos actuales de una de las torres: la Torre de Bellaguarda, único vestigio de las torres que circundaban la antigua fortificación medieval y renacentista de Altea.
Localización en el mapa topográfico
Historia:
Entre los restos arqueológicos de la población
de Altea se ha detectado un intenso poblamiento en el término municipal desde
la época de dominación romana.
Durante el periodo de dominación musulmana,
Altea perteneció a la taifa de Denia, y en siglo XIII era una alquería (qarya) conocida con el nombre de Altaya, englobada en el distrito
agrícola del Yabal, en al-Andalus.
El historiador Yaqut la cita, no debido a su
importancia política o económica, sino por haber sido natural de esta medina
islámica un famoso gramático árabe, llamado Ma-afiri
al-Altayi, es decir, “el de Altea”.
Sería reconquistada para las armas cristianas
en el año 1.244 por las tropas de Jaime I, repoblándola con cristianos viejos
procedentes de Cataluña. La carta puebla le sería concedida enn el año 1.279
por Pedro el Grande, según el fuero de Valencia. Sin embargo, en el siglo XVI,
volvería a ser repoblada por Francesc Palafox.
La historia de ese tiempo estuvo marcada por
los incesantes ataques al litoral de los piratas berberiscos, que influyeron de
manera decisoria en todas las poblaciones costeras alicantinas.
Los piratas no solo se limitaban a saquear las
costas, sino que incluso llegaban a realizar profundas incursiones tierra
adentro. En estas condiciones, Altea tuvo que construir alguna torre vigía para
prevenir los ataques corsarios. Durante la Guerra de Sucesión, Altea tomá parte por la causa del archiduque Carlos.
Estado
actual:
Plano de la Villa en 1.740
Antiguos planos y alzada del Castillo de Altea
Plano de la muralla y alguna de sus puertas
Sobre
el solar arruinado de Altea la Vella, emplazamiento de una villa de
época romana y posteriormente alquería islámica, del siglo XII, y
que inicialmente contaría con algún tipo de fortificación
musulmana según los trabajos arqueológicos realizados, y despoblada
en época feudal (Llorens Barber, 1988), localizamos la primera
referencia al “...castri et locum de Altea...” en la primera
emisión de carta puebla otorgada por Pere III en el año 1.279
(Cabanes Pecourt, 1980) que se sitúa encaramada en lo alto del cerro
que domina la terraza derecha del río Algar en su punto de
desembocadura, lugar denominado desde antiguo como “Bellaguarda”
en el que todavía quedan restos de una torre totalmente reconstruida
en la técnica de piedra seca, cuya población parece que se
distribuía “circa castrum” y que en año 1.414 estaba casi
arruinada y con escasos pobladores, aunque contaba con una buena
torre, que aparece citada en 1.263 como “...turrem que dicitur
Altea...” en un documento de la cancillería de Jaime I referente a
la donación que el monarca aragonés realiza a Jaffar, hijo del
difunto Aceyt ibn Hudayl, hermano del caudillo árabe Al-Azraq
(Galiano Soriano, 2011) y que sufre un ataque en 1.435 por dos fustas
de 12 y 15 blancos, aunque finalmente no pudieron entrar (Hinojosa
Montalvo, 2004).
Es
posible que esta fortificación fuera la misma que fue reconstruida,
hacia el año 1.550, por orden de don Bernardino de Cárdenas, duque
de Maqueda, en la idea de proteger la aguada que ofrecía la
desembocadura del río Algar y evitar el desembarco de moros y
piratas en ese punto, lugar excelente de encuentro con la
quintacolumna morisca existente en el interior de la comarca de la
Marina. Sólo el ingeniero militar italiano Antonelli il Vecchio nos
deja alguna idea de la reforma que plantea hacer en una fortificación
que, por las descripciones poseía una gran torre y un recinto
defensivo asociado a ella, puesto que plantea el levantamiento de
tres nuevos baluartes, así como la dotación de armamento (Menéndez
Fueyo, 2014).
Habrá
que esperar al año 1.587, cuando el Consejo de Aragón aconseje la
transferencia del enclave al patrimonio real, construyendo un pueblo
para quinientos vecinos. Muy posiblemente sea esta la obra que sirve
para la refundación de la población que aparece mencionada en el
año 1.604 como “...vila anomenada Altea, en lo present Regne,
carcantla ab ses muralles, en la cual está comprés lo castell
nomenat de Altea, olim de Bellaguarda, ab gran gasto y treball...”
(Pastor Fluixá, 2005).
Prueba de su construcción es el excepcional plano levantado por Francisco Ricaud de Frigalle en el año 1.743 (ver foto adjunta) en el que se puede apreciar cómo debía ser la villa a principios del siglo XVI, y cómo va evolucionando con el paso del tiempo. En el plano se aprecia que lo que sería el núcleo antiguo de la villa aparece rodeado por una gruesa muralla dotada de tres accesos, la Puerta del Castillo o Polop, la Puerta de la Mar o Nou y el Portal Vell o de Valencia, que encierra a modo de fortín los edificios principales, entre otros el de la iglesia, el castillo, la casa de la villa, almacenes y otros edificios de carácter colectivo o público. Una traza cuadrangular, muy similar a la de Benidorm. Presenta tres lienzos rectos y en el cuarto se situaba el castillo, que presentaba cuatro torreones, de los cuales dos con cuadrados que deben ser medievales, uno de ellos apuntado, donde se encontraría la residencia del Marqués de Ariza, y un cuartoen forma de baluarte. Junto a él se halla el castillo, de planta cuadrada con garitas en las esquinas de tradición gótica, excepto la que mira al norte, que presenta un baluarte provisto de troneras para la artillería.
Es muy llamativo el hecho de que ni en la obra de P. Madoz en 1.849, ni en la posterior de Pablo Riera y Sanz del año 1.881, se haga mención a las murallas de Altea, por lo que debemos entender que ya estaban en desuso o absorbidas por el crecimiento urbano de la villa y de sus arrabales a extramuros del recinto murado. Efectivamente, este hecho se produce en 1.830, cuando el Capitán General de Valencia, da orden al Ayuntamiento para que se derribase el castillo por estar inservible y ruinoso, según constaba en el informe emitido por el Subinspector de Ingenieros don Miguel Alfonso Villagómez, teniente coronel de dicha arma, tarea que aun se demoraría hasta el año 1.833.
Castillo y Murallas de Altea (Según Ricaud en 1.743)
Prueba de su construcción es el excepcional plano levantado por Francisco Ricaud de Frigalle en el año 1.743 (ver foto adjunta) en el que se puede apreciar cómo debía ser la villa a principios del siglo XVI, y cómo va evolucionando con el paso del tiempo. En el plano se aprecia que lo que sería el núcleo antiguo de la villa aparece rodeado por una gruesa muralla dotada de tres accesos, la Puerta del Castillo o Polop, la Puerta de la Mar o Nou y el Portal Vell o de Valencia, que encierra a modo de fortín los edificios principales, entre otros el de la iglesia, el castillo, la casa de la villa, almacenes y otros edificios de carácter colectivo o público. Una traza cuadrangular, muy similar a la de Benidorm. Presenta tres lienzos rectos y en el cuarto se situaba el castillo, que presentaba cuatro torreones, de los cuales dos con cuadrados que deben ser medievales, uno de ellos apuntado, donde se encontraría la residencia del Marqués de Ariza, y un cuartoen forma de baluarte. Junto a él se halla el castillo, de planta cuadrada con garitas en las esquinas de tradición gótica, excepto la que mira al norte, que presenta un baluarte provisto de troneras para la artillería.
Es muy llamativo el hecho de que ni en la obra de P. Madoz en 1.849, ni en la posterior de Pablo Riera y Sanz del año 1.881, se haga mención a las murallas de Altea, por lo que debemos entender que ya estaban en desuso o absorbidas por el crecimiento urbano de la villa y de sus arrabales a extramuros del recinto murado. Efectivamente, este hecho se produce en 1.830, cuando el Capitán General de Valencia, da orden al Ayuntamiento para que se derribase el castillo por estar inservible y ruinoso, según constaba en el informe emitido por el Subinspector de Ingenieros don Miguel Alfonso Villagómez, teniente coronel de dicha arma, tarea que aun se demoraría hasta el año 1.833.
Galería
fotográfica:
Resto actual de un lienzo de la muralla
La Iglesia parroquial, lugar donde estaba el Castillo de Altea
Algunas puertas de la muralla:
Recinto murado de Altea (casco antiguo):
Visita del 01-06-19:
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