Localización:
El Castillo de Biar se
encuentra en lo alto de un cerro que domina la ciudad a unos 750 m. de altitud
sobre el nivel del mar en la comarca del Alt Vinalopó, y cercano a los primeros
contrafuertes de la Sierra de la Fontanella. Presenta una esbelta figura
reconocible desde mucha distancia.
Para acceder a él es necesario entrar en la
ciudad de Biar y tan solo seguir las señales que en la vía pública reinan para
hacernos llegar hasta él sin problema alguno, ya que está perfectamente
señalizado su acceso.
Localización en Google Maps
Vista del Castillo de Biar en Google
Situación en el mapa topográfico
Pórtico de entrada a las murallas de Biar, cerca del castillo
Horarios
de visita:
De Miércoles a Viernes: de
10:15 h a 14:00 h, y de 16:15 h a 18:30 h.
Sábados y Domingos: de 10:15
h a 13:45 h
Los lunes se abre para
grupos con cita previa. El precio es de 1 euro/persona.
El castillo ha tenido a lo largo de su
historia momentos de gran importancia en el desarrollo político y militar de la
región, especialmente en el período de dominación musulmana y durante los años
que duraron las acciones de reconquista de los distintos reinos de la
península.
La fortaleza es, pues, de origen musulmán, y
su construcción es de época almohade, y parece probado que sus basamentos se
realizaron sobre un asentamiento romano ubicado en el mismo lugar, según las
investigaciones modernas.
Por ser tierra de continuos litigios entre
aragoneses y castellanos, a finales del siglo XII, en el año 1.179, mediante el
Tratado de Cazorla, se acordó que Biar marcaría el límite entre las zonas de
expansión pactadas para el Reino de Castilla y la Corona de Aragón, y fue
suscrito por el rey Alfonso VIII de Castilla y Alfonso II de Aragón.
Años después, mediante el Tratado de Almizra
del 1.244, se acordaría que la cercana Villenase adjudicase a Castilla y Biar a
la corona de Aragón. No obstante, las delimitaciones impuestas por los acuerdos
no fueron permanentemente respetadas y se dio la circunstancia que tanto el
infante Alfonso de Castilla como Jaime I traspasaron en ocasiones las
hipotéticas fronteras pactadas. De hecho, el Tratado de Almizra supuso un
intento de acabar con los enfrentamientos armados surgidos entre castellanos y
aragoneses en los límites de sus demarcaciones. Se acordó una hipotética línea
divisoria entre Biar y Busot, de tal forma que los castellanos dominaban el Sur
y los aragoneses el Norte de la ficticia línea.
Posteriormente se inició la campaña de Jaime
I para la conquista del castillo. En principio se creyeron que la fortaleza iba
a ser entregada voluntariamente por su alcaide Muza Almorávit; sin embargo, no
fue así y el monarca se vio obligado a sitiarla durante medio año, hasta
febrero de 1.245. Finalmente, y tras numerosas acciones bélicas, el castillo
fue entregado sin más combates, pactándose que la población musulmana
continuaría habitando la plaza conquistada.
Biar era el bastión adelantado de la Corona de
Aragón, pues estaba en territorio fronterizo, y su posición resultaba
estratégicamente de gran importancia. Tal es así, que la posesión de la misma,
junto con la de Játiva, permitió la conquista relativamente rápida de toda la
región que se extendía al Sur hasta la mismísima Murcia. Dada su relevancia,
desde los primeros momentos Jaime I ordenó una rápida e inmediata
reconstrucción y fortificación, aplicando, según dejó escrito el administrador
del castillo D. Arnau de Montzó, varias partidas entre los años 1.260 y 1.265.
Durante las revueltas moriscas encabezadas por
Al Azraq, la fortaleza de Biar fue una de las primeras en ser conquistadas por
los sublevados. Como anécdota, se cuenta que el maestre de la Orden del Temple
cayó prisionero con otros caballeros cristianos y confinados en la prisión del
castillo, y lograron huir gracias a la ayuda de los propios musulmanes que los
custodiaban.
Biar fue siendo plaza predominante los años
siguientes y se han documentado continuas reformas y restauraciones por los
monarcas Pedro I de Valencia, Jaime II y Pedro II hasta finales del siglo XIV.
En la Guerra de los Dos Pedros, librada entre
Pedro I de Castilla y Pedro II de Aragón, la fortaleza de Biar volvió a ser
objeto de acciones bélicas, pero a pesar de los intentos castellanos por
tomarla, siguió bajo el dominio de la corona de Aragón. Otros monarcas, como Martín el Humano y el
propio Fernando el Católico, siguieron dotando de fondos a la fortaleza para su
conservación.
Durante la Guerra de Sucesión, la población se
declaró partidaria de la causa borbónica y resistió a los ataques de las
fuerzas austríacas, manteniéndose durante todo el conflicto en los dominios de
Felipe V.
En la Guerra de la Independencia, la fortaleza
siguió manteniéndose en una posición estratégica, librándose en sus
inmediaciones numerosos combates con las tropas napoleónicas. A partir de
entonces, y el igual que ocurrió en otras fortificaciones defensivas de la
región, su importancia fue decreciendo, principalmente por la aplicación de
nuevas armas artilleras que desde el siglo XIX se utilizaron de forma
reiterada, cayendo paulatinamente en desuso.
Escudo de la localidad de Biar
Vista del Castillo de Biar desde el Norte
Vista de la Torre del Homenaje antes de su reconstrucción. A su izquierda existía una antigua Ermita, hoy desaparecida.
Estado actual:
Vista panorámica de Biar y su castillo
Reconstrucción 3D del Castillo de Biar
El castillo tiene doble recinto amurallado siguiendo el desnivel del terreno. Uno, el inferior, identificado con la barbacana, está definido por un antemural formado por los lienzos de mampostería y por torres de planta semicircular en saliente con base alamborada sobre los que se dispone un estrecho adarve con almenado cúbico y troneras de cruz y orbe por debajo de la línea de merlatura (Simón García, 2001). Al interior del recinto se accede por un estrecho pasillo o liza, hasta un arco de medio punto en sillería, restaurado en los años 70 del pasado siglo XX. En este espacio, otrora repleto de nichos funerarios pertenecientes al primer cementerio municipal de Biar, se observa la presencia de algún proyectil de piedra para bombarda y un aljibe de planta rectangular, excavado en la roca y falto de su bóveda de cierre. El cementerio estuvo en el interior buena parte del siglo XIX, tras la Guerra de la Independencia hasta la década de los años 70 del mismo siglo, siendo vaciado en las obras de restauración, quedando como prueba algunas laudas sepulcrales conservadas en el Museo Municipal y azulejos funerarios que aparecieron en el transcurso de las excavaciones realizadas en el año 1.999.
Tras salvar un importante desnivel mediante rampas en zig-zag se llega al amurallamiento del recinto superior, realizado en tapial de mampostería, que muestra una sucesión de lienzos y torres circulares que cierran en su punto mñas alto con la Torre del Homenaje o Torre Maestra, conformando un reducido patio de armas, comunicado con el recinto inferior a través de una puerta con arco de medio punto en sillería que está adosada a la gran torre,que parece que debió ser parcialmente condenada y sustituida por otra. Una nueva puerta debió abrirse por el noreste, documentada gracias a los trabajos de excavación de 1.999. Ambas puertas son conocidas en dicha documentación como Puerta Salca (1.478) y Puerta Ferrada o Ferrenya (1.551). La más antigua está dotada de un cuarpo de guardia, que se restauró en el año 1.999 (Rey Ainat; Gallud Martínez,2010), que permite acceder al interior del castillo.
Alrededor
del patio se cree que se dispondrían una serie de dependencias
destinadas a asegurar la defensa del castillo, así como a dar cobijo
al alcaide y su familia. En el siglo XV (Hinojosa Montalvo, 1995),
aparece mencionada la habitación de vigilancia o cuerpo de guardia,
situado encima de la casa baja; la casa de fora, utilizada como
pajar; el palau nou, entendido como un edificio de mejor fábrica que
el resto destinado a albergar al alcaide; el rebost o despensa para
almacenar víveres; la cuina con una gran chimenea llamada casa dels
forns; el establo, encima del cual había una privada o lanterna; la
capilla o iglesia, situada junto a la torre bajo la advocación de
Santa María Magdalena, sobre la que situaba el comedor. Todas estas
estancias estarían techadas a un agua, de teja curva, que permitían
a través de tuberías de cerámica, recoger el agua de lluvia para
almacenarla en el aljibe excavado en la roca y construido con
anterioridad al siglo XV, puesto que sufre reparaciones y limpiezas
en 1.419 y 1.420.
La gran Torre Maestra era la "cambra plus alta y segona cambra", habitaciones destinadas a guardar armas y pertrechos del castillo. Realizada en tapial sobre un zócalo alamborado de mampostería con encofrados que presentan unas dimensiones de 1,35 m de longitud por 0,90 m de altura, tiene una altura total de 19 metros, y está distribuida en tres alturas interiores comunicadas por una escalera lateral. A la torre se accede a pie llano a través de una puerta o vano de sillería a la que le falta el arco de medio punto.
La primera planta se haya cubierta por una bóveda de cañón con rosca de ladrillo macizo presentando sus paredes enfoscadas. La segunda planta se cubre mediante una bóveda formada por bóveda de escayola de ocho arcos apuntados formando nervios entrelazados cuyos arranques imitan falsas ménsulas de cuarto de bocel entrecruzados alternativamente enmarcando son sus claves una roseta o pátera en el centro de la bóveda (Azuar Ruiz,1981; Ferre de Merlo,2000). El estudio del trazado y desarrollo de esta singular bóveda de arcos entrecruzados ha permitido encuadrar la totalidad el edificio e un horizonte cronológico fijado entre los finales del siglo XII y principios del XIII, y en concreto en el último cuarto del siglo XII, que corresponde a una fábrica almohade, que daba protección a la población que residía en la alquería de "Biyar", ya mencionada por el historiador andalusí al-Udrï en el siglo XI. Por otra parte, el castillo parece que formaba parte de la frontera estipulada el 20 de marzo de 1.179 entre las coronas de Castilla y Aragón en la ciudad de Cazorla , en Cuenca (Azuar Ruiz,1995).
La gran Torre Maestra era la "cambra plus alta y segona cambra", habitaciones destinadas a guardar armas y pertrechos del castillo. Realizada en tapial sobre un zócalo alamborado de mampostería con encofrados que presentan unas dimensiones de 1,35 m de longitud por 0,90 m de altura, tiene una altura total de 19 metros, y está distribuida en tres alturas interiores comunicadas por una escalera lateral. A la torre se accede a pie llano a través de una puerta o vano de sillería a la que le falta el arco de medio punto.
La primera planta se haya cubierta por una bóveda de cañón con rosca de ladrillo macizo presentando sus paredes enfoscadas. La segunda planta se cubre mediante una bóveda formada por bóveda de escayola de ocho arcos apuntados formando nervios entrelazados cuyos arranques imitan falsas ménsulas de cuarto de bocel entrecruzados alternativamente enmarcando son sus claves una roseta o pátera en el centro de la bóveda (Azuar Ruiz,1981; Ferre de Merlo,2000). El estudio del trazado y desarrollo de esta singular bóveda de arcos entrecruzados ha permitido encuadrar la totalidad el edificio e un horizonte cronológico fijado entre los finales del siglo XII y principios del XIII, y en concreto en el último cuarto del siglo XII, que corresponde a una fábrica almohade, que daba protección a la población que residía en la alquería de "Biyar", ya mencionada por el historiador andalusí al-Udrï en el siglo XI. Por otra parte, el castillo parece que formaba parte de la frontera estipulada el 20 de marzo de 1.179 entre las coronas de Castilla y Aragón en la ciudad de Cazorla , en Cuenca (Azuar Ruiz,1995).
Son de hacer constar unos graffiti medievales en el muro de acceso al segundo tramo de la muralla. Preguntar al conserje para que os diga su emplazamiento exacto.
Últimas fotografías realizadas en nuestra visita del 6 de Noviembre de 2.013 tras su reconstrucción integral:
Graffitis en en interior de la primera muralla
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