La Calahorra es un peculiar
edificio fortificado en el interior del casco antiguo de la ciudad de Elche, capital de la comarca del Baix Vinalopó.
Localización en Google Maps
Vista de La Calahorra en Google
Para llegar hasta ella nos dirigiremos a la Basílica de Santa Maria, situada muy cerca del Palacio de Altamira. Cerca de ella, entre la Plaza de Santa Isabel y la Calle Diaz de Mendoza encontraremos esta torre de origen árabe que perteneció al recinto murado de la ciudad.
Localización en el mapa topográfico
La Calahorra (Vista aérea)
La Calahorra es un vestigio
musulmán que se integra en la Muralla Árabe de Elche y serviría como posible
residencia del alcaide árabe en la época de la dominación almohade de la
ciudad, como lo demuestra su situación dentro del contorno amurallado.
Sus orígenes se remontan al siglo XII,
sufriendo posteriormente muchas reformas, especialmente en los siglos XV y XVI,
y se puede considerar una torre de
origen musulmán con cronología almohade.
Jaime I el Conquistador exigió su rendición en
el año 1.264 y paso a formar parte del Reino de Valencia. Posteriormente fue
adscrita al Palacio de Altamira y sus sucesivos dueños desde la época de los
Reyes Católicos, siguiendo a éste en todas sus vicisitudes históricas como
elemento integrante del patrimonio de la familia Cárdenas, que impulsó sus
reformas durante los siglos XV y XVI.
La Calahorra custodiaba, junto a otra atalaya
más pequeña situada frente a ella, la puerta más importante del recinto
amurallado, “La Lucentina”, que
encaraba el camino hacia Alicante.
Podéis ampliar los conocimientos de la historia de la ciudad visitando en este mismo Blog la Ref.: CA-070 Castillo de Altamira.
Estado
actual:
Podéis ampliar los conocimientos de la historia de la ciudad visitando en este mismo Blog la Ref.: CA-070 Castillo de Altamira.
Escudo de la ciudad de Elche
Es una construcción prismática de planta
rectangular, que se ensancha en la base por motivos de estabilidad. Es una
torre de grandes dimensiones que tiene adosada una construcción dedicada a
vivienda, que en la actualidad se encuentran restauradas totalmente y en uso.
Esta vivienda “extramuros” era una casa señorial, de dos plantas y sótano para
aprovechar el “almudín”, almacén de
granos árabe que tenía a su costado.
Mide unos 15 m. de altura, pero en sus
orígenes pudo llegar hasta los 25 m., ya que el terremoto de 1.829 que sufrió
la ciudad de Elche hizo que perdiera parte de su porte por los graves
desperfectos en los cuerpos superiores, que tuvieron que derribarse.
La construcción de mampostería es de buena
calidad, reforzada por sillares en todas sus esquinas, estando la parte alta
fabricada con tapial. En la reconstrucción de la parte superior, las ventanas
se realizaron en estilo neoárabe, siendo del siglo XIX el remate almenado
piramidal superior. Documentos antiguos demuestran que también estaba provisto
de troneras y matacanes, los cuales a día de hoy han desaparecido.
Algunas de sus salas albergan frescos de
principios del siglo XX, con panorámicas de la ciudad de Elche. En la planta
baja hay decoración egipcia y motivos masones, ya que fue lugar de reunión de
la logia fundada en Elche en el año 1.878.
Las
calahorras son defensas avanzadas conectadas por un puente fijo o
retráctil con el recinto amurallado para defender puntos
estratégicos claves como sería en este caso la Puerta de Alicante o
Lucentina de “Madinat Ils (Elche)”, que contaba con un acceso
dotado de rastrillo y foso perimetral con puente levadizo, lo que la
convertía en uno de los principales ingresos a la ciudad islámica
ilicitana (Azuar Ruiz, 1995).
Los estudios arqueológicos realizados sobre la construcción parecen confirmarnos que la torre rondaba los 30 m de altura, perdiendo 15 m durante el terremoto que asoló la costa sur de la provincia de Alicante el año 1.829. Su planta y enorme altura, la disposición avanzada y el foso con puente levadizo, convertía esta edificación en una auténtica fortaleza que fue considerada como inexpugnable por el mismísimo rey Jaime I en el momento de tomar la plaza, camino del Reino de Murcia (López Seguí,2004).
Los estudios arqueológicos realizados sobre la construcción parecen confirmarnos que la torre rondaba los 30 m de altura, perdiendo 15 m durante el terremoto que asoló la costa sur de la provincia de Alicante el año 1.829. Su planta y enorme altura, la disposición avanzada y el foso con puente levadizo, convertía esta edificación en una auténtica fortaleza que fue considerada como inexpugnable por el mismísimo rey Jaime I en el momento de tomar la plaza, camino del Reino de Murcia (López Seguí,2004).
Desde
finales del siglo XV, con el largo dominio de los Cárdenas en Elche,
la torre sufre una primera reforma adosándole una casa señorial,
con dos plantas y un sótano, destinado a la residencia del contador
señorial y lugar donde se situaría el emplazamiento del Almudín de
la villa, ya que se tienen noticias de que en el año 1.442 el
Consejo de la ciudad acordó construir un depósito de grano a
extramuros , fuera del portal de La Calahorra. Parece ser que, en un
principio, este almacén sería un pórtico con arcos que,
posteriormente, fue cerrado y se dividió en distintas habitaciones.
En dicho almudín se almacenaba el grano procedente del diezmo
eclesiástico hasta su reparto entre sus beneficiarios,
fundamentalmente el señor feudal, el obispo y cabildo catedralicio
de Orihuela y los cleros de Santa María y San Salvador.
Posteriormente, con motivo de la psicosis corsaria berberisca que asolaba la costa levantina, Bernardino de Cárdenas remodela la torre a mediados del siglo XVI, dotando su remate con troneras y matacanes, de cuyos restos no ha quedado prueba alguna, ya que se debieron destruir completamente con el terremoto citado (Azuar Ruiz,1995). Los últimos señores de la ciudad venden el edificio en 1870 a Rafael Brufal Melgarejo, marqués de Lendínez, quien habilitó la construcción como residencia, abriendo ventanales en la fachada septentrional y en el lado de la Plaza de Santa Isabel. Lendínez también rehabilitaría el antiguo almudín de trigo como salón de baile, que sirvió además como centro de reuniones de la Logia Masónica ilicitana, que fue fundada en Elche en el año 1.878, siendo decorada por el erudito local Pedro Ibarra con motivos egipcios sobre la vida y la muerte. En el suelo se aprecian símbolos masónicos, uno de los cuales se encuentra sobre una trampilla, que facilitaba la huida de los congregados por el sótano en caso de ser sorprendidos en alguna de sus reuniones secretas. A esta época corresponde el actual remate de almenas piramidales de ladrillo, de claro estilo neoárabe, que combinan con las ventanas de herradura de su fachada de poniente.
Posteriormente, con motivo de la psicosis corsaria berberisca que asolaba la costa levantina, Bernardino de Cárdenas remodela la torre a mediados del siglo XVI, dotando su remate con troneras y matacanes, de cuyos restos no ha quedado prueba alguna, ya que se debieron destruir completamente con el terremoto citado (Azuar Ruiz,1995). Los últimos señores de la ciudad venden el edificio en 1870 a Rafael Brufal Melgarejo, marqués de Lendínez, quien habilitó la construcción como residencia, abriendo ventanales en la fachada septentrional y en el lado de la Plaza de Santa Isabel. Lendínez también rehabilitaría el antiguo almudín de trigo como salón de baile, que sirvió además como centro de reuniones de la Logia Masónica ilicitana, que fue fundada en Elche en el año 1.878, siendo decorada por el erudito local Pedro Ibarra con motivos egipcios sobre la vida y la muerte. En el suelo se aprecian símbolos masónicos, uno de los cuales se encuentra sobre una trampilla, que facilitaba la huida de los congregados por el sótano en caso de ser sorprendidos en alguna de sus reuniones secretas. A esta época corresponde el actual remate de almenas piramidales de ladrillo, de claro estilo neoárabe, que combinan con las ventanas de herradura de su fachada de poniente.
En
1.909, compró la casa José Revenga, un terrateniente procedente de
Caudete y se la ofreció a su mujer, Asunción Ibarra, hija de
Aureliano Ibarra y Manzoni y viuda del Dr. Campello -quien fue el
propietario del yacimiento de Ilici-La Alcudia-, como regalo de
bodas. El enlace permitió que se rehabilitase el edificio, decorando
las paredes con motivos neoárabes, conviertiéndola en una casa
señorial de la alta burguesía de la época. La decoración del
vestíbulo de la torre, como el resto de las dependencias, remiten a
la corriente historicista y romántica decimonónica y se deben al
muralista alcoyano Agustín Espí Carbonell (Alcoy, 1881-Madrid,
1940), quien en 1.909 realiza la decoración neogótica del Santuario
de la Virgen de Gracia de Caudete, en la que se inspiraría la de la
Calahorra. Fue, Pedro Ibarra quien, a instancia de José Revenga,
ideó, sugirió y guió estas decoraciones murales. En la actualidad,
el edificio acoge diferentes eventos, como exposiciones o
conferencias.
Galería Fotográfica:
Interior de La Calahorra
Visita efectuada el 22-10-18:
Desde hace unos 3 años, por fin es visitable. Abierta al público, con exposiciones permanentes de pintores históricos locales, y otras temporales.
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