Localización:
El Castillo-Fortaleza de Santa
Pola está situado en el centro de la ciudad, situada en la comarca del Baix
Vinalopó , en la costa sur del Cabo de Santa Pola, encontrándose a su frente la
Isla de Tabarca, a la cual se accede con motonaves que parten regularmente
desde su puerto. El castillo es uno de los pocos ejemplos conservados de las
construcciones pre-abaluartadas existentes en la provincia de Alicante, y si
cabe, en todo el País Valenciano.
Localización en Google Maps
Vista del Fortín de Santa Pola en Google
Santa Pola es esencialmente un puerto pesquero
de primer orden en la provincia, puesto que es muy apreciada y de gran calidad
la pesca que se realiza en toda su bahía.
Para llegar hasta él no hay más que adentrarse
al centro de la ciudad desde cualquier punto de arribada a la misma. La
fortaleza es, en la actualidad, sede de algunas instituciones locales, entre
las que destaca la existencia del Museo Marítimo de Santa Pola, razón de más
para su visita, así como el retén de la Policía Local de la ciudad.
Localización en el mapa topográfico
Santa Pola es conocida desde tiempos
inmemoriales por todos los pueblos que habitaron la vega de Elche, desde los
primeros habitantes que poblaron La
Alcudia de Elche. Íberos y romanos ya se suministraban de la pesca de estas
costas santapoleras, hasta tal punto que fue llamada en tiempos romanos Portus Ilicitanus, y muy cerca de la
fortaleza, se encuentran las excavaciones que en él se han realizado del
poblamiento de pescadores que habitaban la localidad en esos tiempos. Por ello,
la historia de Santa Pola y sus fortificaciones están íntimamente ligadas a la
de el propio Elche.
Originalmente, entre la construcción de las
numerosas torres-vigía de costa de época islámica, una de ellas, se situó en lo
que hoy es el llamado Baluarte del Rey del propio castillo. Esta torre fue
llamada Torre del Cap de l´Aljub, de fábrica almohade, al igual que otras
de la comarca del Camp de Elx y la propia costa, y que iremos presentando en el
futuro. Entre las de costa cabe citar la Torre de Tamarit, la Torre de
Escaleta, la Torre del Carabasí y la Torre Talayola.
Torre Escaleta
Torre Tamarit
La construcción original de donde procede la
fortaleza es, pues, la de la misma Torre del Cap de L´Aljub, que se situa
hacia el año 1.337, fecha en la que el
infante Ramón Berenguer concede licencia al concejo de Elche para construirla, así como otra en la Isla de
Tabarca, precursora de la fortificación de la isla, y todo ello para responder
a la necesidad de fortificar la costa. En el año 1.406, el rey Pedro donó la
torre a D. Pedro Esteban, vecino de Elche.
La torre originaria se encontraba muy cerca
del aljibe que se halla en el patio de armas de la fortaleza, y se construyó
antes que la propia torre, dando así nombre a la misma: Torre del Cabo del Aljibe ( en valenciano, Torre del Cap de L´Aljub).
Los piratas berberiscos capturaban buques y
sometían al pillaje a la costa, apoderándose de objetos, alimentos y de
esclavos. Esta actividad última supuso una grave tensión entre los habitantes,
ya que uno de sus mayores temores era caer cautivo de los piratas y acabar en
la plaza de Argel, en el norte de África, cuartel general de los corsarios y
berberiscos.
Por todo ello, en 1.554, D. Bernardino de Cárdenas y Pacheco, duque de
Maqueda, virrey de Valencia y Señor de Elche, a instancias del rey Carlos I, realizó
un plan defensivo de la costa y, en sólo doce años se construyeron las torres
de Pinet , Talayola, Escaletas y Tamarit, y respecto a la torre del Cap de
L´Aljub, decidió construir un castillo-fortaleza, que dio pié al actual
Castillo de Santa Pola. Como dato anecdótico diremos que tal construcción de
las fortificaciones de Santa Pola, incluida la de la Playa de Pinet, costó al
duque la cantidad de 23.000 ducados reales.
Con su construcción, la función defensiva tomó
un nuevo auge, ya que la artillería garantizaba su funcionamiento como puerto
mercantil, pesquero y militar, al mismo tiempo.
A finales del siglo XVI los actos de piratería
se hacían más esporádicos, pero sin llegar a desaparecer, pero la función del
castillo-fortaleza contribuyó a que poco a poco la actividad berberisca en la
zona fuera cayendo paulatinamente.
En el año 1.784 el castillo-fortaleza pasó a
la corona y en esta conmemoración se colocó sobre la puerta el escudo que porta
las armas reales de la Casa de Borbón. Años después, en 1.806, el recinto
comienza un estado paulatino de abandono y en1.855 se da orden de demolición de
la fortaleza, pero el pueblo de Santa Pola solicitó al rey su cesión en interés
de convertirlo en iglesia parroquial y acoger la Aduana de la ciudad, siendo
efectiva esta cesión el 13 de septiembre de 1.859. La corporación realizó poco
a poco su reconstrucción y remozamiento, habiendo sido convertido en
dependencias consistoriales y acogido en su interior el actual Museo del Mar.
Escudo de la población de Santa Pola
Antigua fotografía del baluarte
Plano de la fortaleza
El Reino de Valencia realizó, entre los siglos XVI y XVII, un esfuerzo de los más vigorosos de España para fortificar la costa alicantina frente a los corsarios argelinos, piratas berberiscos, moros de Marruecos y, más tarde, franceses e ingleses, tanto en acciones pirátidas como de guerra. Siempre se mantuvo reticente respecto a la voluntad y la capacidad de nobles, electos o reyes para defender el litoral. El pueblo acusó en la Guerra de Germanías a los nobles por no defender el reino y favorecer a los moriscos y cristianos nuevos, sus vasallos, sospechosos de connivencias y alianzas con los turcos y piratas berberiscos. Las quejas a Carlos I y Felipe II sobre esa indefensión fueron constantes.
Las
excelentes condiciones naturales que presenta la bahía de Santa Pola
para las embarcaciones, explican que a pesar de no contar el
fondeadero con obras de ingeniería portuaria hasta mediados del
siglo XIX, éste fuese utilizado por los navíos y adquiriesen cada
vez más importancia las actividades mercantiles y pesqueras. El
castillo está emplazado junto a la línea de costa y al espacio
utilizado como fondeadero, y fué construido sobre los restos de una
antigua torre vigia de costa, la Torre del Cap de L´Aljub, de época
posiblemente almohade del siglo XIII a tenor de las excavaciones
producidas en el cuadrante sureste del actúal Patio de Armas de la
fortaleza en el año 2.003, en respuesta a las contínuas incursiones
de los corsarios berberiscos a la costa levantina durante el siglo
XVI.
En
el año 1.554, el duque de Maqueda realizó un plan defensivo que
completase el dispositivo de vigía de la costa, y en tan sólo doce
años se construyeron las actuales torres vigía del Pinet, Tamarit ,
Escaletes y Atalayola, derribándose la torre del Cap de L´Aljub
para levantar en su lugar el castillo-fortaleza. Ésta complementaba
el dispositivo y fue concebida como una ciudad fortificada cercana al
mar, completándose su construcción en 3 años, finalizando las
obras en el año 1.557, con un coste de 23.000 ducados, sufragados en
su totalidad por el virrey de Valencia, Bernardino de Cárdenas y
Pacheco, duque de Maqueda (Segura Herrero, 2001).
La
fortaleza tiene forma cuadrada, con 46 metros de lado por 9 metros de
altura y una superficie total de 2.116 metros cuadrados. El material
utilizado es piedra caliza de la sierra de Santa Pola y de algunas
edificaciones de época romana del “Portus Ilicitanus”. Presenta
su planta dos baluartes en los ángulos noroeste y sudeste, llamados
Baluarte del Rey y Baluarte del Duque de Arcos, respectivamente, así
como dos torreones en los otros dos ángulos de la edificación,
dejando un amplísimo patio de armas en su interior. El torreón
noroeste se utilizó como palacio del Duque hasta el siglo XVIII.
Los muros de las cortinas están realizados en mampostería, inclinados hasta dos tercios de su altura y con moldura de medio bocel a un tercio de la parte superior. Al igual que los baluartes y torreones, los muros de las cortinas no están terraplenados y en su interior se hallaban las viviendas para los soldados, abiertas al patio de armas. El acceso principal se abre en el centro de la muralla oeste, frente al camino de conexión con Elche, acceso en doble "L" o acodado, clásico de la arquitectura militar. El control y vigilancia se ejercía desde el interior del patio de armas a través de una aspillera enfrentada al exterior, y desde el cuerpo de guardia, situado a la izquierda de la entrada.
Aparte de la puerta principal, el único acceso al exterior era la puerta de socorro, de sillería encadenada de jambas y dovelas, emplazada en el ala norte, junto al Torreón de Palacio, recuperada en los trabajos de rehabilitación del castillo. El patio de armas es cuadrado, de 40 x 40 metros, y en torno a él se organizaban las viviendas en tres alturas, en los lados norte y este, y a dos alturas en los lados oeste y sur. Los ángulos del patio de armas presentan un ingreso de medio punto en sillería y rematado por un óculo. El aljibe se halla en diagonal hacia el patio y recogía el agua de lluvia para el abastecimiento de las viviendas, siendo muy probable que se trate del aljibe de la inicial Torre de L´Aljub, integrada en la fortaleza (Beviá, Camarero,1980).
Los muros de las cortinas están realizados en mampostería, inclinados hasta dos tercios de su altura y con moldura de medio bocel a un tercio de la parte superior. Al igual que los baluartes y torreones, los muros de las cortinas no están terraplenados y en su interior se hallaban las viviendas para los soldados, abiertas al patio de armas. El acceso principal se abre en el centro de la muralla oeste, frente al camino de conexión con Elche, acceso en doble "L" o acodado, clásico de la arquitectura militar. El control y vigilancia se ejercía desde el interior del patio de armas a través de una aspillera enfrentada al exterior, y desde el cuerpo de guardia, situado a la izquierda de la entrada.
Aparte de la puerta principal, el único acceso al exterior era la puerta de socorro, de sillería encadenada de jambas y dovelas, emplazada en el ala norte, junto al Torreón de Palacio, recuperada en los trabajos de rehabilitación del castillo. El patio de armas es cuadrado, de 40 x 40 metros, y en torno a él se organizaban las viviendas en tres alturas, en los lados norte y este, y a dos alturas en los lados oeste y sur. Los ángulos del patio de armas presentan un ingreso de medio punto en sillería y rematado por un óculo. El aljibe se halla en diagonal hacia el patio y recogía el agua de lluvia para el abastecimiento de las viviendas, siendo muy probable que se trate del aljibe de la inicial Torre de L´Aljub, integrada en la fortaleza (Beviá, Camarero,1980).
Un
elemento arquitectónico de interés es la escalera que accede a la
cubierta, resuelta en sus ángulos con pilastras de tradición
gótica. En la parte superior se hallaban los comunes, espacio
formado por tres retretes rodeados de un pequeño muro con una puerta
de acceso. Los lienzos de la terraza se rematan con antepechos de
tapial, ordenados para la artillería en el lado sur. Como elementos
defensivos hay que destacar las cañoneras, situadas a media altura
en las juntas de los baluartes de las cortinas, con las que se podía
barrer en paralelo los muros de la fortaleza. Además había cuatro
garitas circulares en las esquinas de la cubierta, desde las que se
hacía la guardia.
Al finalizar las obras se colocó la artillería en los baluartes, prefiriéndose la ligera, de más fácil desplazamiento y precisión de tiro. Los cañones constituían la defensa ante un eventual ataque de barcos corsarios. Con la construcción de la fortaleza, la función defensiva del fondeadero experimentó un gran auge, ya que la artillería garantizaba su funcionamiento como puerto mercantil, pesquero y militar. Veinte años más tarde, Felipe II, a instancias de Vespasiano Gonzaga, virrey de Valencia, mandó el reforzamiento de las fortificaciones costeras, incrementando los efectivos militares de acuerdo con las nuevas necesidades. En el año 1.578, al finalizar el mandato del virrey Gonzaga, el dispositivo de defensa costero quedaba finalizado con el castillo-fortín y las cuatro torres vigía de costa, además de la fortificada Isla de Tabarca.
Al finalizar las obras se colocó la artillería en los baluartes, prefiriéndose la ligera, de más fácil desplazamiento y precisión de tiro. Los cañones constituían la defensa ante un eventual ataque de barcos corsarios. Con la construcción de la fortaleza, la función defensiva del fondeadero experimentó un gran auge, ya que la artillería garantizaba su funcionamiento como puerto mercantil, pesquero y militar. Veinte años más tarde, Felipe II, a instancias de Vespasiano Gonzaga, virrey de Valencia, mandó el reforzamiento de las fortificaciones costeras, incrementando los efectivos militares de acuerdo con las nuevas necesidades. En el año 1.578, al finalizar el mandato del virrey Gonzaga, el dispositivo de defensa costero quedaba finalizado con el castillo-fortín y las cuatro torres vigía de costa, además de la fortificada Isla de Tabarca.
La fortaleza tiene forma cuadrada, de unos 46
m. de lado por 9 m. de altura y una superficie de 2.116 metros cuadrados. El
material empleado en su construcción es fundamentalmente piedra caliza de la
sierra de Santa Pola y de algunas fortificaciones del Portus Ilicitanus.
Presenta dos baluartes en los ángulos NO. (Baluarte del Duque) y SE. (Baluarte
del Rey). Estos elementos son consecuencia de los condicionamientos
estratégicos que trajo consigo la utilización de la pólvora, que se comenzó a
utilizar en 1.331, ya que el baluarte NO. se utilizó como palacio del duque
hasta el siglo XVIII.
Baluarte del Rey
Baluarte del Duque
Interior de la fortaleza
El acceso principal se abre en el centro de la
muralla Oeste, frente al camino que conducía a Elche, ejerciéndose el control
hacia el interior del patio de armas a través de una aspillera enfrentada al
exterior, eficaz forma utilizada para defender el acceso a los recintos
amurallados.
Aparte existía una puerta de socorro fabricada por sillería encadenada de jambas y
dovelas, emplazada en la muralla Norte, junto al torreón del palacio ducal.
El patio de armas es cuadrado, de unos 40 x 40 m. y en torno a él
se organizaban las viviendas de tres alturas en los lados Norte y Este, y de
dos alturas en los lados Oeste y Sur.
El aljibe se halla en diagonal hacia el patio
y su función era recoger el agua de lluvia para el abastecimiento de la
fortaleza, siendo muy probable que se trate del aljibe ( aljub) que da nombre a la torre inicial de la fortaleza, y que
quedó, posteriormente, integrado en la misma.
Un elemento arquitectónico de gran interés es
la escalera que da acceso a la cubierta, resuelta en sus ángulos con pilastras
de tradición gótica. Los lienzos de la terraza se rematan con antepechos de
tapial, ordenados para la artillería en el lado sur de la fortaleza.
Resumiendo, el edificio es una buena muestra
del desarrollo técnico de sus constructores que, a base de tapial y
mampostería, consiguieron la creación de un sistema defensivo que ha soportado
el transcurrir del tiempo. Al finalizar las obras se colocó la artillería en
los baluartes, constituyendo los cañones la defensa ante un eventual ataque de
barcos corsarios.
Una vez desaparecida la
función defensiva, durante el siglo XX el recinto ha servido para funciones de diversa
índole, como albergar la Casa Consistorial y el Juzgado de Paz. También ha
servido para otros usos, como escuela, pescadería, cuartel de la Guardia Civil
y su capilla se ha mantenido usada hasta la construcción de la iglesia
parroquial de Santa Pola. Muy recientemente se ha reconstruido el Baluarte del
Duque, que fue demolido en 1.872.
Acto en el interior de la fortaleza
Vista panorámica del Castillo de Santa Pola
Cuadro de la época, Fortaleza y el puerto de Santa Pola
Galería fotográfica:
Visita efectuada el 08-12-19:
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