Localización:
El Castillo del Río se
localiza cerca de la ciudad de Aspe, a la orilla izquierda del Río Vinalopó, en
la confluencia de la sierra de las Esprillas y la del Tabayá, presentándose
como un gran recinto amurallado de unos 7.000 metros cuadrados, que encinta
toda la superficie del cerro amesetado, y que encierra el albacar de la fortaleza.
Localización en Google Maps
Vista aérea del Castillo del Rio y su albacar en Google
Para llegar hasta él no es preciso entrar en
la ciudad de Aspe, ya que el mismo se encuentra en la carretera que parte de
Aspe en dirección a la Autovía Madrid-Alicante
y que llega hasta las cercanías del Portixol.
Para quien se dirija desde Alicante capital tendrá que tomar el desvío hacia Aspe y a unos seis kilómetros (cuatro antes de llegar a Aspe), a la izquierda de la carretera, tomará el camino señalizado que le lleva hasta los pies de la fortaleza. Si se llega desde la autovía bajando desde Madrid, se tomará la misma salida que hay tras salir en dirección Elche por el Camino Castilla, para evitar entrar en Aspe.
Para quien se dirija desde Alicante capital tendrá que tomar el desvío hacia Aspe y a unos seis kilómetros (cuatro antes de llegar a Aspe), a la izquierda de la carretera, tomará el camino señalizado que le lleva hasta los pies de la fortaleza. Si se llega desde la autovía bajando desde Madrid, se tomará la misma salida que hay tras salir en dirección Elche por el Camino Castilla, para evitar entrar en Aspe.
Localización en el mapa topográfico
Historia:
La mayoría de los historiadores relacionan la fortaleza musulmana con la antigua Aspis Ibérica del tiempo de la dominación romana del territorio, donde quedó establecida la primera colonia del imperio romano en estas tierras bajas del Vinalopó Mitjà.
La mayoría de los historiadores relacionan la fortaleza musulmana con la antigua Aspis Ibérica del tiempo de la dominación romana del territorio, donde quedó establecida la primera colonia del imperio romano en estas tierras bajas del Vinalopó Mitjà.
Las campañas de excavaciones arqueológicas
(1.979-1.987), han puesto de manifiesto que se trata de un asentamiento rural
de la sociedad islámica tras la invasión de estas tierras, constituyéndose en
cabeza administrativa de un hisn árabe
y, para su defensa ante los cristianos, construyeron la fortaleza próxima al
cauce del río y alejada de los núcleos de explotación de las ricas huertas. Así
nació el husun almorávide a mediados
del siglo XII, independiente del distrito de Alicante.
Dentro del recinto se encuentran modelos de
vivienda rural, donde el patio comunal de la época califal se ha transformado
en establo o almacén. Sus casas serían de una sola planta y recubiertas de
ramajes y arena, con una población cercana a los 300 habitantes.
Vista del recinto inferior de la fortaleza (Albacar)
La conquista cristiana del lugar acaece
alrededor del año 1.250 y fue protagonizada por el infante Pedro de Aragón,
quien se lo cedió a Alfonso X el Sabio. Posteriormente perteneció al infante
Juan Manuel, pero en el contexto de la guerra con Castilla fue ocupado por los
aragoneses y confiado al rais de
Crevillente. Finalmente, por la sentencia de Torrellas en 1.304, la fortaleza y
la medina islámica de Aspe quedaron incorporadas al reino de Valencia.
Vista del recinto superior de la misma (Zona palatina)
Durante la Baja Edad Media, dependió de
diversos nobles para terminar, a finales del siglo XV, en poder de los Condes
de Cocentaina y, tras la expulsión de los musulmanes, el Marqués de Elche se
hizo cargo de la fortaleza y sus posesiones, otorgando carta puebla a los 157
repobladores cristianos que ocuparon estas tierras.
Poco a poco, los habitantes de la fortaleza se
fueron mudando al casco urbano de Aspe con el consecuente abandono de la
fortificación y, a mediados del siglo XIII (sobre el año 1.270), quedó
totalmente desierta. Es a partir de este momento cuando la fortaleza cae en
desuso y los nuevos habitantes de Aspe aprovecharían sus piedras para construir
sus nuevos hogares, desmantelando así la mayoría de sus murallas y
construcciones internas, dejando tan sólo algunas torres que han llegado hasta
nuestros días.
Acceso al castillo
Antigua foto del Castillo del Río
Escudo de la población de Aspe
Estado
actual:
Plano del Castillo del Río
A este gran recinto se accedía por dos ingresos en rampa, ambos dispuestos en codo y defendidos por sendos cubos en saliente. La primera puerta está situada en el frente este con un corredor de 135 m. de longitud y 3,50 m. de anchura, acabando en un vano de ingreso recto. La segunda puerta se ubicaría al sur comunicando el poblado con el río Vinalopó, al que se accede por una rampa doble de 10 m. de longitud y 4 m. de anchura, dispuesta en zig-zag. Cuando accedemos por cualquiera de las puertas, el castillo muestra un muro de mampostería que genera dos espacios en el interior de la fortificación.
Por un lado, tenemos un recinto superior, con una planta trapezoidal con unos 800 metros cuadrados de superficie, delimitada por tres cubos en saliente dispuestos en la ladera este y uno más colocado en el frente norte. El resto de la fortificación lo ocupa el recinto inferior, con una extensión aproximada de 6.000 m2, caracterizado por mostrar una muralla de unos 315 m., reforzada por siete cubos en saliente.
Su planta alargada está configurada por un amurallamiento compuesto de largos paños de muros engarzados por medio de una docena de torreones, cuyas distancias de separación son irregulares, en función de la orografía del terreno, concentrándose con más profusión en la vertiente meridional que en la septentrional.
Torres cubo centrales
Los
trabajos desarrollados en el Castillo del Río por Rafael Azuar Ruiz
y su equipo desde el MARQ entre 1.979 a 1.987 sentaron las bases del
estudio de esta singular fortificación y abrieron la lata de la
investigación sobre estos recintos construidos “ex novo”
-castillos que no constituyen ni una reocupación ni una continuidad
de antiguos asentamientos , sino que son nuevas instalaciones en
lugares deshabitados desde la antigüedad- fundamentalmente bajo
dominio almorávide y almohade, que albergaban en su interior
auténticos poblados de carácter permanente a los que la
investigación ha venido a denominar poblados fortificados.
La superficie del recinto se divide por medio
de un muro de mampostería que discurre de N. a S., configurando dos espacios o
recintos:
El superior, de menor tamaño, es la zona más estrecha y mejor fortificada del castillo. Presenta una planta trapezoidal, de unos 800 m2., definida por cuatro cubos dispuestos tres en la fachada de mediodía y uno en la de levante; el resto de sus caras está formado por meros paños corridos de amurallamiento, que en su flanco norte desarrollan un interesante trazado en cremallera, a base de salientes o quiebros del muro. Éstos son de fábrica de tapial de 90 cm. de altura por 90 cm. de espesor, apoyados sobre un basamento de mampostería en hiladas paralelas, separadas por pequeñas piedras planas, y
El superior, de menor tamaño, es la zona más estrecha y mejor fortificada del castillo. Presenta una planta trapezoidal, de unos 800 m2., definida por cuatro cubos dispuestos tres en la fachada de mediodía y uno en la de levante; el resto de sus caras está formado por meros paños corridos de amurallamiento, que en su flanco norte desarrollan un interesante trazado en cremallera, a base de salientes o quiebros del muro. Éstos son de fábrica de tapial de 90 cm. de altura por 90 cm. de espesor, apoyados sobre un basamento de mampostería en hiladas paralelas, separadas por pequeñas piedras planas, y
el inferior, que conforma la mayor superficie
de la fortaleza, aproximadamente unos 6.000 metros cuadrados. Está compuesto
por un gran encintado de un perímetro de 315 m. de longitud, realizado con la
misma técnica descrita en las defensas del recinto superior. El amurallamiento
está reforzado por la presencia de siete cubos emplazados irregularmente,
estando en este recinto ubicadas las viviendas del poblado.
Torre central del castillo
En
las excavaciones se ha detectado una trama urbana casi ortogonal
caracterizada por un caserío con viviendas de unos 40 metros
cuadrados, de planta bicelular y una sola altura, vertebrado por
viales paralelos y perpendiculares a la muralla. Esta organización,
sin embargo, es ordenada pero insuficiente, mostrando una llamativa
falta de infraestructuras sanitarias, ya sea para la evacuación de
aguas negras, como para la conducción de agua potable, la cual
parece que debía acarrearse en contenedores desde el cauce del río.
El carácter doméstico de los ajuares cerámicos encontrados y la
escasez de elementos defensivos, refuerza la idea de hallarnos ante
un poblado que alberga viviendas de uso familiar, cuyos habitantes
criaban ganado ovicaprino para la obtención de carne y leche, aunque
su principal actividad era la agricultura.
Las características arquitectónicas del
castillo permiten suponer que se construyó en un mismo momento, que se puede
cifrar en el segundo cuarto del siglo XII, utilizándose piedras y mampuestos
del río sin retocar, con ausencia total de sillería.
Restos del lienzo de la muralla interior
Nos encontramos pues ante un asentamiento
islámico de nueva planta originado en la primera mitad del siglo XII,
aprovechando su emplazamiento en la vía natural de comunicación a las zonas
fértiles del Río Vinalopó donde queda embalsado (Pantano de Elx).
Meseta superior del recinto fortificado
Restos de la muralla Norte
Tapial de la muralla
Interior de los restos de la torre norte
Interior de los restos de la torre sur
Torre Este de la fortaleza, y los trabajos de sustentación efectuados
Vista de la torre Suroeste
Otra vista de las torres cubo centrales
Vista general de la fortaleza desde el Norte
Vista general panorámica del Castillo del Río
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